LA BUENA NOTICIA de Manuel Montes Cleries         Málaga 31 de agosto de 2020

A VECES CUESTA TRABAJO

     A veces me cuesta mucho trabajo poder entresacar una buena noticia en este añito.

Si me circunscribo al pasado sábado la tarea se convierte en imposible. Una tras otra nos fueron llegando noticias aterradoras sobre la situación mundial, nacional y, especialmente, andaluza. Me ceñiré a estas.

Comenzó el día con las desgarradoras imágenes del incendio en Almonaster, en la provincia de Huelva, que estaban tomando unas dimensiones desmesuradas. Después la noticia del incendio de Estepona que, por si le faltaba algo a la industria turística, arrasó un centro comercial y varios chiringuitos. Más tarde, otro fuerte incendio en el valle del Jerte y, para colmo otro fuego de menores dimensiones en Moclinejo, en el arroyo Granadillas, a un par de kilómetros de mi domicilio. Casi todos ellos están controlados, pero dejan por detrás una imagen de desconsuelo de aquellos que han perdido todo lo que habían conseguido tener a lo largo de sus vidas. En otra parte de España tormentas de verano, granizo, nieve y alguna que otra manga de agua. Lo mejor de todo es que no han sucedido desgracias personales.

Los bichos se siguen cebando también con nosotros. Empezó con el “coronavirus” que llegó para quedarse más tiempo del que esperábamos y ahora, el virus del Nilo Occidental, que nos llega a los humedales a través de un mosquito. No se trata del “tigre”, que también hace la puñeta. Es otro más exótico y que mata.

Ver un telediario con la lista de los contagiados y fallecidos, es como escuchar la lista de los premiados en la lotería nacional, pero en negativo. El virus está muy repartido, pero, al igual que la lotería, tiene más incidencia en las grandes poblaciones. Aunque a algunos pueblos o residencias de ancianos les toca el “gordo”. Por desgracia, los mayores tenemos más papeletas.

Se dirán mis lectores: ¿Dónde está la buena noticia de hoy?  Pues se encuentra en que la vida sigue su curso gracias a Dios. Acabo de recibir las fotos de una pareja que se ha casado en el jardín de su casa, con la asistencia de sus padres, su abuela, su perro y el celebrante. Nadie más. Están la mar de felices. Otra buena noticia es que mi nieto Pablo ha hecho la primera comunión ayer en su Parroquia, rodeado –pero a la distancia de seguridad- por su familia. No habrá ágape, pero hay felicidad.

La buena noticia de hoy es que la mayoría silenciosa, esa con la que hacemos fuerte un país, se ha adaptado a la puñetera “nueva normalidad” y andamos por la vida enmascarados y con las manos lavadas y desinfectadas. La buena noticia de hoy se basa en que la vida sigue y vamos a salir de esta.

     Mis mejores deseos para los que están inmersos en los incendios y las tormentas de verano. Todo pasará y lo recordaremos como una pesadilla. Por lo menos… eso espero.

 

“ER MARDITO BICHO DER NILO”

¿RESISTIRÉ?

19 f, 20

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries          m.montescleries@telefonica.net 

Málaga 20 de agosto de 2020

 

¿RESISTIRÉ?

   Como esto no cambie me veo escuchando esta canción por los balcones.

 

              No sé cuantas versiones pudimos escuchar, de forma machacona, de esta olvidada melodía del Dúo Dinámico, durante los días de confinamiento con motivo de la pandemia.

 

En su momento, se trataba de una declaración de intenciones: pero del dicho al hecho… hay mucho trecho. Pronto se han olvidado los buenos propósitos y el seguimiento escrupuloso de las, a veces contradictorias, recomendaciones de los expertos. Suponiendo que sea verdad que alguna vez los hubo.

 

Nos encontramos en una situación de rebote de la pandemia. Pero para colmo, el personal se lo toma ahora a cachondeo. Me dicen los médicos cuál es el motivo: que los que padecen actualmente el Covid 19 son más jóvenes y que la mayoría lo pasan como si fuera un resfriado común. Lo malo es que, mientras se detecta que dan positivo, contagian a todos cuantos se han relacionado con ellos.

 

Ahí viene el problema. Los que se encuentran en situación de riesgo se infectan de aquellos, pero con peores consecuencias. En primer lugar, nosotros, los mayores que pertenecemos al “segmento de plata”. Una plata que se está poniendo negra. Cada día vuelven a morir un par de docenas.

 

Espero que no llegue a suceder, pero me temo que vamos a volver al confinamiento y a los aplausos por los balcones cantando el resistiré. Entonces me acordaré de todos esos insensatos que se burlan de las precauciones y las mascarillas; de los Vips que envenenan las poblaciones costeras con fiestas y saraos en las discotecas de lujo y chiringuitos; de los grupos de vecinos que veo cada día en la playa, bajo ocho o diez sombrillas, besándose y abrazándose, comiendo de los mismos platos y dejando mascarillas, que apenas han usado, tiradas en la arena.

 

Me acordaré también de todos aquellos que llevan las mascarillas en el codo o en la garganta. Que no se tapan la nariz porque dicen que tapándose la boca ya es suficiente. Recordaré a las madres de los niñacos que no pueden vivir sin botellón.

 

Entretanto, mis hijos, sanitarios o docentes, se siguen jugando la vida cada día en los hospitales y, a partir de septiembre, en las aulas. Los mayores tenemos miedo, mejor dicho, pánico ante esta situación. Los telediarios y las actuaciones políticas hacen poco por animarnos. Vemos un desbarajuste total y envidiamos a esos países, como Portugal, o Italia más pobres o más ricos, pero también más disciplinados.

 

Terminaré proclamando: volveré a cantar “Resistiré” cuando sea necesario, pero me acordaré entonces de las madres de los descerebrados manifestantes anti-mascarilla, de los que celebran bodas, fiestas y espectáculos masivos, y las de los insensatos treintañeros que se toman las recomendaciones como el pito del sereno. Les recordaré… so cabritos.

 

 

PERO LES

RECORDARÉ

 

KOLBE

16 f, 20

 

LA BUENA NOTICIA de Manuel Montes Cleries         Málaga 17 de agosto de 2020

  KOLBE

  La historia de un hombre ejemplar que dio su vida por los demás

     Dicen los teóricos de la comunicación que una noticia de ayer ya es antigua. Llevan razón, pero hay excepciones; conviene recordar la vida del franciscano Maximilian Kolbe (1894-1941). Un polaco que dedicó su vida al servicio de los demás y que murió en Auschwitz victima de la represión nazi. Estos días pasados se ha celebrado su festividad.

La vida y, sobre todo, la muerte de este ejemplar fraile, no fueron muy conocidas hasta el 10 de octubre de 1982. Ese día, el Papa Juan Pablo II lo canonizó y declaró “mártir por la caridad”. A lo largo de su vida acumuló méritos suficientes para ser considerado ejemplar, pero estimamos como el hecho más memorable de su vida, su confinamiento en la “celda de la muerte”, privado de todo alimento, junto a nueve compañeros con los que compartió el castigo.

Todo comenzó con su encarcelamiento junto a otros cuatro hermanos de la orden franciscana en febrero de 1941. Clausuraron el convento y les enviaron a Auschwitz como tantos otros polacos. Allí siguió ejerciendo su ministerio pese a padecer una tuberculosis que llevaba sufriendo desde muchos años antes.

El suceso que señala esta “buena noticia” se produce cuando se escapa un preso de aquel campo de concentración. El director de la misma, decreta la muerte por inanición de diez presos elegidos por él. Uno de los mismos suplica ser liberado del tormento. Se trataba del sargento polaco Gajowniczek, que aduce que, tras la muerte de su esposa, sus hijos se iban a encontrar solos en la vida. Kolbe, .que oyó esta conversación, se presentó como voluntario para sustituirle. Adujo su porqué: “No tengo a nadie. Soy un sacerdote católico”.

Estuvo en la celda junto a sus compañeros durante quince días sin pan ni agua. Al fallecer todos menos Kolbe, a este le inyectaron una dosis de fenol que acabó con su vida.

Durante muchos años he narrado esta historia a quien me ha querido escuchar. Procuro resaltar el día en que es proclamado Santo por Juan Pablo II –posteriormente también canonizado-. Aquel día en la Plaza de San Pedro se encontraban tres grupos: los turistas habituales que no sabían de que, ni de quién, se trataba; los supervivientes del campo de Auschwitz que habían compartido prisión con él y que valoraban como dio su vida por uno de sus compañeros; y el tercero, que estaba formado por una sola persona, el sargento Gajowniczek. Él, mejor que nadie, podía valorar la santidad del padre Kolbe. Pensaba que todo lo había hecho por su persona.

Supongo que a muchos de ustedes les parecerá una noticia antigua e intrascendente. Para mí, y para muchos de mis amigos, este relato significó un ejemplo extraordinario. Una buena noticia que te invita a hacer algo por los demás, aunque sea por una sola persona. Esta actitud nos permitirá sentirnos más humanos y más divinos.

 

 

 

ESPERANZA

12 f, 20

 

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries          m.montescleries@telefonica.net 

Málaga 13 de agosto de 2020

 

ESPERANZA

   “Hay que confiar en los medios humanos como si no existieran los divinos y tener esperanza en los divinos como si no existieran los humanos”

 

    Conocí esta frase hace muchos años y no me había parado a investigar a quien pertenecía. Según he podido comprobar corresponde al aforismo 251 del Oráculo Manual de Baltasar Gracián. Lo que es cierto, es que está muy bien traída.

 

    Los mayores, aquellos que pertenecemos al “segmento de plata”, nos encontramos más a gusto en la segunda parte del aforismo. Nuestra capacidad de confiar en los medios humanos se va diluyendo en función de las muchas tonterías que van cometiendo aquellos que debían dirigirnos por el camino recto y la execrable postura de los impresentables miembros cerriles de nuestro país. Ellos siguen haciendo de su capa un sayo y enviándonos a un nuevo confinamiento por su actitud chulesca y despreocupada.

 

Sin embargo, aun es posible la esperanza humana. Siempre es posible la esperanza humana. Nos llegan noticias de todas partes comunicando los logros en la búsqueda de una vacuna contra el bicho maldito. Los rusos, los argentinos, los ingleses, los norteamericanos, los chinos, los hindúes y algunos otros, comunican con alborozo la incipiente (dentro de tres meses, por lo menos) puesta en marcha de la vacunación masiva con los fármacos resultados de su investigación que ya se encuentra en fase experimental.

 

Así que nos queda, por lo menos, un trimestre duro de mascarillas y sobresaltos, de nuevos focos y de imbéciles integrales repartiendo virus a troche y moche. Los sufridos mayores seguiremos “acongojados” y encarcelados, pero al menos nos queda una esperanza de que se acabe el maldito 2020 y todo lo que ha traído consigo y amanezca un mundo vacunado y libre de virus en el 2021. Así sea.

 

 

 

LA FIERA

9 f, 20

 

LA BUENA NOTICIA de Manuel Montes Cleries         Málaga 10 de agosto de 2020

  LA FIERA

  Una de las acepciones que dan los italianos a la palabra fiera la podemos traducir por el vocablo español “Feria”

  El desagradable año veinte-veinte, además de bisiesto-siniestro, nos ha “premiado” con la suspensión de las procesiones de Semana Santa, de todo tipo de festejos veraniegos y veremos a ver si no nos fastidia las navidades.

Otros años por estas fechas, más o menos, se está celebrando la feria de Málaga. Este año, la fiera encarnada en la pandemia nos ha dejado sin la posibilidad de echarnos a la calle en estos días de calor y disfrutar de música y diversión para todas las edades. Jamás he visto un mes de Agosto más deprimente que el que estamos viviendo este malhadado año.

A pesar de todo recibo una buena noticia a través de los medios de comunicación. Dos mujeres malagueñas han decidido ponerse sus galas de flamenca y colocarse una mascarilla de lunares a fin de darse un garbeo por la calle Larios el próximo fin de semana.

Una excelente noticia que demuestra la imaginación de estas malagueñas que han decidido poner al mal tiempo buena cara (con mascarilla por supuesto). Esto o la depresión. Conozco de primera mano la situación en que se encuentran la mayoría de los españolitos de a pie, que observan como todo lo que hemos avanzado en cuatro meses, lo están tirando por la borda unos insensatos que siguen haciendo el burro a diario, olvidándose de todo tipo de precauciones.

 

Sea bienvenida la decisión de esas mujeres cuyos datos desconozco. Lo que si sugiero a los fabricantes de mascarillas, es que confeccionen unas con colorido o adornos aplicados a las fechas. Y sigamos brindando con una cerveza fresquita (o un moscatel helado de casa El Guardia), porque acabemos pronto y bien este maldito año 2020.

VIVA LA FERIA Y MUERA LA FIERA

 

                          

LA NORMALIDAD

5 f, 20

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries          m.montescleries@telefonica.net 

Málaga 6 de agosto de 2020

 

LA NORMALIDAD

   A los mayores se nos plantea una duda existencial. ¿Cuál es ahora nuestra normalidad? ¿En qué consiste?

 

La vida de los mayores ha recibido una convulsión extraordinaria a lo largo de los últimos cinco meses. Hemos pasado de un status quo bastante estabilizado, en el que hemos asumido nuestros roles de mayores activos, a una incertidumbre cimentada en el miedo a la situación sanitaria y a las dudas provenientes de la información. Al final de todo esto nos encontramos con un pavor cerval a las calles y a las actividades que impliquen trato con nuestros semejantes.

 

Les pondré un ejemplo. No he conseguido superar el temor a entrar a un café para desayunar o comer con mi familia más próxima en un restaurante. Por otra parte toda la actividad que hacemos los mayores como voluntarios se ha visto interrumpida al considerarnos “población de riesgo”. Que lo somos.

 

La psicosis que se ha producido conduce a los miembros de tu familia a impedirte tomar un espacio de libertad que psicológicamente necesitamos. Lo que no hacen con los jóvenes, que como tienen bula especial, hacen de su capa un sayo y contaminan a diestro y siniestro sin conciencia alguna.

 

He decidido crear una “normalidad distinta”. Apenas llegue septiembre voy a volver a dar clases presenciales a mis queridos alumnos, a darme un paseíto mañanero por las calles de mi barrio, a practicar un poco de natación (con la máxima seguridad posible) y a reunirme una vez al mes con mis amigos de siempre para comer y convivir. Creo que debemos recuperar un riesgo asumible. También muere la gente de gripe y de accidentes vasculares. No podemos seguir confinados, en beneficio de nuestra salud mental.

 

Ayer jugué dos partidas de dominó, con mis amigos y vecinos del hogar de mayores. Con mascarilla y desinfectado frecuente de manos. Para mí es una heroicidad. Un gran paso. Si siguiera acobardado acabaría encerrado debajo del colchón y cogería el virus de la vejez mental.

 

Acabaré con un grito reivindicativo: ¡Carpe diem! Leo en Internet la frase completa de Horacio: “carpe diem quam minimum credula postero”, que en español puede entenderse como el siguiente consejo: “aprovecha cada día, no te fíes del mañana”.

 

 

 

EL MILAGRO

2 f, 20

LA BUENA NOTICIA de Manuel Montes Cleries         Málaga 3 de agosto de 2020

  EL MILAGRO

  Parece ser que hace 2000 años hubo un día en que fue necesario el reparto de alimentos.

 

En la Eucaristía del pasado domingo se rememoraba el evangelio en el que se recoge la multiplicación de los panes y los peces. Aquel día la multitud tenía hambre y no tenía que comer. No voy a entrar en como se realizó el milagro, pero me voy a quedar en dos frases. La primera: dadle vosotros de comer, y la segunda: Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces.

 

   Una situación parecida se ha ido repitiendo a lo largo de la historia. Sin ir más lejos se sigue produciendo en nuestros días. Y el milagro se sigue viviendo entre nosotros. Personalmente asisto a diario al reparto de alimentos para miles de personas de todas las edades en nuestra querida Málaga. Curiosamente, la gran mayoría, en instituciones regidas y administradas por seguidores de ese Jesús de Nazaret que nos sigue diciendo: dadle vosotros de comer.

 

   Doy fe de aquellos que viven el milagro cada día. Sin saber de donde, año tras años, los comedores sociales de inspiración cristiana, tales como: El comedor de Santo Domingo, Calor y Café, Amfremar, Yo soy tú, Emaús, El biberódromo, San Juan de Dios, etc., etc., dan de comer a miles de necesitados. Todos ellos ponen sus cinco panes y sus dos peces.

Estas instituciones dependen de la buena voluntad de las autoridades malagueñas, de los particulares, de los voluntarios y del Banco de Alimentos. Estos seguidores de Jesús, hacen presente cada día el milagro de los panes y de los peces. Mi buena noticia de hoy me la transmite la solidaridad que se sigue produciendo 2020 años después.

 

          En la homilía que escuché ayer, el celebrante insistía en lo que pasó aquel día en Galilea. Yo pienso que sigue sucediendo hoy en día. Dios está siempre presente. Nos sigue utilizando como sus manos. Esta es una buena noticia.