LA TÓRTOLA

28 f, 22

LA BUENA NOTICIA DE MANUEL MONTES CLERIES

m.montescleries@telefonica.net

Málaga, 28-8-22

    Desde mi terraza puedo ejercer una especie de control ornitológico bastante divertido

     Cada tarde puedo observar como las diferentes bandadas de aves se van buscando donde pasar la noche. Sus sitios preferidos son las partes más altas de las grúas de la construcción, los postes de la luz y los semáforos. Se pueden distinguir perfectamente sus pitidos, graznidos, gorjeos y demás ruidos guturales, que llaman a capítulo a sus hermanos de raza.

    Creo recordar que en mi infancia solo se acercaban a la playa dos tipos de aves: las palomas y las gaviotas. O, por lo menos, teníamos esa sensación. Un poco más lejos, hacía los montículos cercanos a la costa, se apostaban los cazadores de pajarillos con sus redes y sus señuelos para atrapar otro tipo de aves.

    Como si se tratara de otro tipo de turistas, la costa se ha llenado de aves foráneas y casi nunca vistas por estos lares. Un claro ejemplo de este hecho es la invasión de cotorrillas que se ha adueñado de una gran parte de los árboles de toda Málaga.

     El mundo está lleno de aves bellas, de pájaros corrientes, de algunos que son base de nuestra alimentación o de pajarracos desagradables. Las otrora bellas palomas cantadas por los poetas se consideran ahora como “las ratas con alas” por su tarea destructora en las ciudades.

      Las personas somos como las aves, bellas, beneficiosas para la humanidad, suministradoras de alimentos, chupa sangres como los murciélagos, ávidas urracas, emporcadoras y ladronas como las palomas o taladradoras de mente como el pájaro carpintero…

     La buena noticia de hoy se basa en que entre este maremágnum que es el mundo, aún podemos encontrar esas personas envidiables que, como la tórtola turca que ayer pude ver, embellecen cuanto les rodea. Hoy me quiero referir a esos 12 hermanos centenarios (la familia Pérez) que son record Guiness de familias longevas. Como he podido ver en un vídeo se han reunido para celebrarlo y son un ejemplo de una vida fructífera y con unos lazos familiares bien apretados. Enhorabuena.   

EUTANASIA

25 f, 22

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries

25 de agosto de 2022

            

     Estos últimos días hemos podido leer en la prensa nacional que se ha practicado la eutanasia a un convicto español que así lo había solicitado.

Desde el año 2021 y tras la puesta en vigor de la ley orgánica que regula la eutanasia y el suicidio asistido, España se ha convertido en el cuarto país europeo que ha puesto en marcha dicho procedimiento. Me imagino que la aprobación de dicho decreto habrá cumplido las condiciones requeridas para ello. Unos sesudos expertos habrán puesto en marcha esta norma que ratifica el ¿progreso? de un país que, en según que aspectos, es de los más adelantados del mundo.

La persona que ha solicitado esta prerrogativa había demostrado su indiferencia por la ley, lo que le había llevado a tirotear a tres de sus compañeros y a un mozo de escuadra antes de ser abatido por un disparo que le dejó parapléjico. El “pistolero” de Tarragona ha solicitado, y conseguido, evitar el juicio mediante la aplicación de la eutanasia, en el hospital en que se hallaba internado en espera del mismo.

No soy quien para enmendarle la plana a nadie. Pero puedo tener mi opinión. Hay personas que no tienen capacidad –o la tienen disminuida- para determinar su futuro. Conozco un montón de casos en los que una serie de personas han pedido la muerte al enfrentarse con una enfermedad o unas circunstancias determinadas. Superado el trance, se han alegrado de que esta no hubiera sucedido.

Ayer pudimos ver un ejemplo de lucha por la vida en la televisión. Más de noventa mil espectadores en directo y millones a través de la televisión nos solidarizamos con los enfermos de ELA (una gravísima enfermedad), en un partido de futbol en Barcelona organizado por un antiguo portero del Barça (Unzúe), a fin de conseguir calidad de vida para los mismos y una eficaz investigación para paliar ese mal.

Estimo que bastantes muertes producen las enfermedades o los accidentes, para que los humanos las aceleremos. Pienso que la humanidad, a veces, es demasiado extremista. Vigilamos con cámaras el maltrato a los cerdos o a las gallinas y aceptamos el aborto o la eutanasia de seres humanos con bastante permisividad.

Se que habrán muchas personas que no estén de acuerdo conmigo. Pero, repito, no me quedo sin emitir mi opinión. Termino diciendo que no me gustaría estar en el pellejo de los que han elaborado la ley de la eutanasia, la han aprobado y la han aplicado. Yo no dormiría muy tranquilo.

                                                                                                              

NATALIDAD

21 f, 22

LA BUENA NOTICIA DE MANUEL MONTES CLERIES

m.montescleries@telefonica.net

Málaga, 21-8-22

       Los índices de natalidad han descendido de una forma estrepitosa estos últimos años

     Según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas los españoles cada vez nos reproducimos menos y a una edad más tardía. Se han perdido aquellas familias jóvenes que se ponían a la tarea de incrementarse apenas los varones volvían de la mili, encontraban un trabajo y gozaban de un trabajito adecuado.

     Los jóvenes del siglo XXI se preocupan mucho más del botellón, del “tinder” y del “aquí te cojo, aquí te mato”. Sin ningún tipo de cortapisas y con los nuevos tipos de relación: pareja abierta, poliamorosos, “f…amigos”, swingers, flexisexuales y distintas “palabrotas” que hablan mucho de sexo y poco de perpetuar la especie.

    Hay más anuncios de preservativos que de leches maternales y juguetes para los bebés. Se habla más del cambio de pareja que de la formalización de la misma. Así que nos vemos abocados a la extinción de la especie. Eso sí. Hartos de fornicar y escasos de amar.

    Todavía quedamos unos pocos de ilusos que creemos en la pareja estable, la familia tradicional y la relación entre padres, hijos, hermanos, abuelos, nietos, etc. Aquellos que creemos en los amores para siempre y el sentido de la convivencia familiar.

      Mi buena noticia de hoy me la transmite un acto al que pude asistir ayer. Una reunión familiar para comunicar la próxima llegada de otro miembro a una familia de por sí ya muy extensa. La que hace el número veinte de una generación de nietos. Lo curioso es que se recibió con la misma algarabía que si fuera el primero. No es uno más. Es otro ser único e irrepetible que puede ser una persona importante en la próxima generación.

     Alguno se dirá. –“Otra batallita del carroza de Manolo”- Pues sí. Que quieren que les diga. De lo que abunda en tu corazón… habla la boca.

TERESA Y ENCARNA

18 f, 22

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries

18 de agosto de 2022

 No se trata de un dúo musical; ni de una pareja de centrales de la selección femenina de futbol. Son dos señoras nonagenarias con las que convivo

Los adelantos de la ciencia y la alimentación más adecuada han permitido que las nuevas generaciones hayan podido alcanzar unas edades más avanzadas a lo largo del último centenar de años.

En los tiempos de mi niñez veíamos a los mayores de cincuenta años como unos señores mayorcísimos. Tan solo conocí a mi abuela materna y la recuerdo totalmente sometida a una ancianidad impropia de los setenta años y con muchas dificultades para valerse. El resto de mis abuelos habían fallecido con apenas sesenta años.

A lo largo de la historia la situación ha variado de una forma extraordinaria. Podemos ver a personas que han superado los tres cuartos de siglo en una forma espléndida, así como casos especiales como los que llaman mi atención en el día de hoy.

Se trata de mi comadre Teresa y mi suegra Encarna. La primera ha cumplido 96 años y la segunda 95. Teresa sigue siendo la matriarca de un montón de familia que la rodea y la adora como se merece. Le van fallando algunas cositas pero sigue valorando la amistad y la institución familiar de un modo ejemplar de la que tenemos que aprender cuantos la tratamos.

Lo de mi suegra Encarna es harina de otro costal. Una luchadora que fue madre joven. Cuatro hijos, abuela temprana de veinte nietos y bisabuela a gogó. Le falta muy poco para dejar la tarjeta “bisa” (de bisabuela) y alcanzar la de tatarabuela. Convive con nosotros grandes temporadas y no deja pasar sus cuatro comidas diarias, -su copita de moscatel-, su ganchillo, su punto, las partidas de “conti” y algún bingo si alguien la acompaña. Todo ello mientras desde la terraza otea la playa y lleva el control de las mareas y los bañistas.

Hace un par de años tuvimos un problema “importante” con ella. Tuvimos que quitarle el coche y confinarle el carnet de conducir que los de tráfico se lo renovaban año tras año. Pensábamos, creo que indebidamente, que podía crear algún problema en su discurrir por las carreteras a su libre albedrío.

Genio, figura y ejemplo para las futuras generaciones. Mujeres nacidas alrededor de la maldita guerra incivil y que han aguantado carretas y carretones, lo que les ha hecho casi invencibles. Mujeres independientes que tiran de tarjeta de crédito apenas te despistas en un restaurante, que siempre tienen esos billetillos a mano para atender a los nietos y bisnietos, que saben que tienen una especie de cajero automático que suelta monedas a cambio de visitas y de zalemas.

    Cuando sea mayor. Es decir ya. Me gustaría parecerme a Teresa y Encarna. Unas auténticas chicas de oro.

42,046 Abuela Dibujo Animado Imágenes y Fotos - 123RF

LA BUENA NOTICIA DE MANUEL MONTES CLERIES

m.montescleries@telefonica.net

Málaga, 14-8-22

       Los visitantes de la Parroquia de Santiago malacitana se asombran cuando ven botellas de aceite depositadas al pie del altar de las Ánimas

      Tengo el honor de compartir amistad con una señora que dedica gran parte de su vida a distribuir el “oro líquido” que los fieles vienen suministrando para el mantenimiento de las diversas luminarias de forma permanente ante el altar de las Ánimas.

       Esta vieja tradición se sigue manteniendo desde hace muchos años, especialmente entre las personas muy mayores. Hombres y mujeres, de la ciudad o de la provincia, cada mañana se acercan a las rejas de esta capilla en la que se venera un cuadro de la Virgen y el Niño (pintado por Niño de Guevara en el siglo XVII), al pie de los cuales se arraciman penitentes entre los tormentos del purgatorio. Al mismo tiempo depositan botellas y garrafas de aceite mientras realizan sus peticiones avaladas por su aportación.

     Los fieles se acercan a la pintura buscando la solución de sus problemas o la salvación de sus difuntos. El caso es que aportan miles de litros de aceite cada año. La buena noticia de hoy se basa en que esas dádivas tienen un buen fin. Cada semana se reparten cientos de litros de aceite de oliva o de girasol a instituciones de caridad o conventos de monjas de clausura, amén de las Caritas de la parroquia que también lo distribuyen.

      Una especie de banco de alimentos ancestral que permite que la devoción y el compromiso con una imagen, se manifieste en forma de alimentos para los necesitados. Volvemos a estar en tiempos difíciles. Los más mayores recuerdan los tiempos en que la necesidad hacía que algún “visitante” mojara su mendrugo de pan en el aceite de las Ánimas. Todavía desaparece misteriosamente alguna botella de aceite de detrás de las rejas.

     Estimo que es muy de agradecer que en las circunstancias actuales, llenas de pragmatismo y descreimiento, aun persistan en sus oraciones y penitencias esas personas que no encuentran consuelo ni comprensión a su alrededor. Es lo mejor que pueden alcanzar, mientras, el resto de los mortales, sigámoslos ignorándolos y maltratándonos con nuestra indiferencia.

      Gracias Manoli por ser la diligente administradora del aceite de la Virgen.

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries

11 de agosto de 2022

 La dolorosa situación por la que estamos pasando me recuerda los gags de la vieja película de Charles Chaplin

 Los gobernantes nos están tratando como engranajes de una máquina que ellos manejan a su libre albedrío; en función de las necesidades de su partido o las suyas propias.

   Cada mañana tiran del “argumentario” (una palabra que antes solo se utilizaba en el argot comercial) para determinar que ideas nos deben imponer para seguir haciendo y deshaciendo a su capricho. ¿Cómo? Mediante un decreto. Y tan panchos.

   Entretanto la oposición se niega a todo por sistema; no se para en, por lo menos, echarle un vistazo a las proposiciones o decisiones firmes del gobierno.

   Los españolitos de a pie debemos hacernos una lista cada mañana con las cosas que podemos creer, hacer o decir. Que esa es otra. También nos imponen el vocabulario con aquello de “lo políticamente correcto”.

   Al final deciden que los ciudadanos corrientes somos los culpables de la “pertinaz sequía” (¿a que me suena esto?), el cambio climático, el precio de la luz, del gas y del petróleo, la llegada de medusas a la costa, el hambre, las guerras y la madre que los parió.

   Así que, queridos lectores, cada mañana, debemos saber que tenemos que hacer –o no hacer-, decir –o callar, en quién creer, etc. Aun nos permiten satisfacer las necesidades fisiológicas a demanda y circular por las calles con mucho cuidado.

   ¿Tiempos modernos? ¿Tiempos de libertad? Aun nos queda la tortilla de patatas, el dominó o la siesta. Como me toquen algo de esto me exilio voluntariamente a los cerros de Úbeda. Como aquél capitán de Fernando III que se quitó de en medio y se perdió entre los olivos.

LA BUENA NOTICIA DE MANUEL MONTES CLERIES

m.montescleries@telefonica.net

Málaga, 7-8-22

    Los andaluces tenemos una manera especial de identificar las temperaturas estivales

            Cualquier habitante de las tierras de María Santísima –e incluso muchos de los foráneos- entiende, grado más o menos, a que temperatura nos está sometiendo el “lorenzo” nuestro de cada día del verano.

           Los medios de difusión transmiten una sensación de que nos estamos introduciendo subrepticiamente en las “calderas de Pedro Botero”. A lo largo de toda mi dilatada vida cada año hemos pasado unos días en los que hemos sufrido “las calores”.

           ¿Y qué es lo que hacíamos? En mi infancia no había frigoríficos. Había que recurrir al botijo o a la fresquera. Como mucho podíamos adquirir cerveza fría o tinto con gaseosa en la taberna de la esquina. El tío de los helados asomaba por la calle con una bicicleta en cuyo portamantas cabalgaba una heladora llena de helado de “mantecado”. En un aparatillo cuadrado introducía una galleta y una capa más o menos gruesa en función de nuestra aportación económica. La más fina, dos gordas; el completo, una peseta.

          Desconocíamos el agua mineral embotellada (solo la vendían para los enfermos). Pero nos encontrábamos por todas partes, especialmente en los toros o el futbol, a los “aguaores” provisto de un botijo de color indefinida que suministraba una agua calentorra pero que solucionaba momentáneamente la sed.

        Toda esta introducción se debe al conflicto nacional que se ha producido a consecuencia del “control de temperaturas” (otro más) al que nos quieren someter nuestros próceres. Siempre tan atentos a la felicidad y el confort de los ciudadanos. Cuando terminen con la refrigeración comenzarán con la calefacción. Ellos lo tienen solucionado con quitarse la corbata o ponerse la bufanda de su partido. Después al coche o al avión oficial. El resto de los mortales que se apañen como puedan.

       Mi buena noticia me la proporciona mi sentido de la prevención. Dispongo de una terraza donde tomar el fresco en verano o el sol en invierno. Un botijo de la Rambla y un brasero de picón comprado en Benamejí. Voy a recuperar el pay-pay de cartón o la visera “par sol y pa la calor”. Voy a promocionar los refrescos de zarzaparrilla o de fresa del “Niágara”, (en mi vida he visto unos vasos de cristal más grandes y más limpios que los que nos ponían en aquella tienda de refrescos del Pasaje de Chinitas) y para el invierno voy a pedir la consideración de monumentos nacionales para los puestos de castañas.

       El progreso nos va a hacer retroceder sesenta años.

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries

4 de agosto de 2022

RETIRARSE A TIEMPO

 Es un signo de inteligencia el darse cuenta del momento oportuno en el que debemos salir dignamente por el foro

 Uno de los problemas que surgen cuando pasan los años por nuestra vida inexorablemente y no sabemos aceptar el paso a una situación secundaria. Casi de stand by.

A lo largo de mi existencia he tenido la oportunidad de enfrentarme a situaciones delicadas en las que tenía que optar por agarrarme al cargo o carguillo, al puesto o al puestecillo, o bien, dimitir cinco minutos antes de que me echaran o me obligaran a ello. Entonces, sin  pensarlo, yo dimitía. Esta circunstancia trajo consigo el que algunos allegados me llamaran jocosamente “Dimitri”.

Esta reflexión ha llegado a mi mente con motivo de las declaraciones del Papa Francisco en las que insinúa que no dudará en dimitir si se siente incapacitado para detentar el papado con dignidad y eficacia. No es el primero, el Papa Benedicto tomó la misma decisión pese a que algunos integristas dicen defendiendo la idea de que fue prácticamente “confinado”.

Tengo un amigo Obispo que tomó esa determinación hace años y sigue prestando sus servicios desde la segunda o tercera fila sin que se le hallan caído los anillos ni deteriorada su dignidad.

Pienso que los mayores debemos seguir este ejemplo. Acostumbrarnos a ser segundones o tercerones en nuestras actividades, a ser hijos de D. Fulano en vez de padres de Fulanito. A dejar de ser patriarcas y aceptar que somos “los mayores” de la comunidad.

Ciertamente nuestro ego se rebela y, a veces, nos sentimos menospreciados o capitidisminuidos. El tratamiento es el mismo: agua y ajo. Huir de los cinturones de seguridad que nos atan a la poltrona y buscar un sitio digno y escondido allá donde te encuentres.

Si el Papa Francisco se ve incapacitado para prestar su servicio eficazmente, que dimita. Le seguiremos queriendo lo mismo y agradeciendo ese aire fresco que ha traído a la Iglesia durante su pontificado.