LA BUENA NOTICIA DE MANUEL MONTES CLERIES

m.montescleries@telefonica.net

Málaga 31 de julio de 2022

    Dentro de un par de semanas comienza la temporada 22-23 de la liga de futbol española

     Ante las penosas circunstancias en que se encuentra nuestro país, los dirigentes del mismo han decidido quitarse la corbata y encomendarse a San Mamés para que el pueblo siga pensando más en el futbol que en la recesión económica. Entre tanto se mueven los millones –especialmente por parte del equipo que esta más “tieso” de España- y se siguen utilizando recursos que son más antiguos que el hilo negro. Cuando hay problemas: pan y circo.

      Además de la liga nacional a finales de este año se celebrará el mundial, Las mesnadas helénicas de la Macedonia se enfrentaran con los bárbaros del este y los hispanos con los romanos en un juego que consiste en darle  patadas a una especie de sandía. Mientras tanto, cuadrigas humeantes sin caballos de  distintas regiones se desplazarán allende los mares a realizar competencias en circos lejanos. En la Galia, hispanos y germanos, de Retia y de Tracia se enfrentarán en un pequeño estadio cuadrangular arrojando una bola por encima de una red similar a la de los gladiadores.

     La buena noticia de hoy estriba en que de circo estamos bien servidos. ¿Pero de pan?, ¿qué podemos decir? Los germanos y los galos –y que decirse de los eslavos que nos están amargando la vida- han decidido romper el banco de los cambistas de la Hispania. Nos van a amarrar con préstamos que nos harán más esclavos aun. Consecuentemente, los sufridos hispanos nos vamos a tener que comer las patas como los pulpos. Mientras tanto, los pretores siguen diciendo que si son galgos o si son podencos. Seguiremos informando. De circo “nos vamos a jartar”. Y de “jambre” también.

     La gran noticia: Aun nos quedan los espetos y la cerveza Victoria. De la gasolina hablaremos otro día. Mientras tanto nos vamos de feria. Ole.

OSCURIDAD

28 f, 22

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries

28 de julio de 2022

            

         No se valora la capacidad de ver hasta que se pierde la misma. Aunque sea por un corto espacio de tiempo

       Con la edad te vas encontrando con situaciones que te hacen recapacitar sobre la escasa valoración que le damos a la posibilidad de disfrutar de todos los sentidos.

        Debido a una pequeña intervención oftalmológica que he sufrido en estos días, durante unas cuantas jornadas he permanecido con dificultades en la visión. Como todo lo que se aprende de mayor, el moverse con escasa visibilidad es un ejercicio difícil. Se encuentra uno con una sensación de inutilidad y de dependencia de los demás.

         Gracias a Dios, el momento de impotencia ha pasado pronto. En un par de días he recuperado la visión total y solo me queda un morado que me hace parecer a un boxeador después de perder un combate.

         Los problemas surgidos en uno de los sentidos, te hacen activar muchos más el resto de los mismos. El poder ver muy poco hacia fuera, te hace mirar con más atención hacia adentro. Consecuencia: creo que nos debemos preocupar no solo de mirar; tenemos que acostumbrarnos a ver. A los demás y a ti mismo.

         El volver a ver trae consigo el prestar más atención a lo que te rodea. Valorar la belleza del universo. La hermosura de un atardecer en la playa o la mirada inocente de un niño. La diferencia entre mirar y ver es semejante a pasar por la vida o vivir la vida. Pasar el rato o descubrir la maravillosa sensación de disfrutar de cada momento.

      Esta experiencia me ha permitido valorar mucho más lo que tengo, que añorar cuanto vas dejando atrás. Los moratones y las ojeras pasan. Detrás de las gafas oscuras vuelven tus maltrechos ojos a ser espectadores privilegiados de la vida. La oscuridad se tiene en la mente. Pero, contra, ¡cuanto se agradece volver a ver con nitidez!

La buena noticia

Por Manuel Montes Cleries

Málaga 24 de julio de 2022

             Este latiguillo se ha puesto de moda en los discursos políticos de nuestros tiempos

         No hay político, que se precie de serlo, que no meta, en la primera ocasión que pueda, esta frasecita que, junto a “sin duda de ninguna clase”, esgrimen a cada momento para resaltar la convicción plena en sus razonamientos o en sus decisiones.

        Estas “verdades inquebrantables” duran lo mismo, en sus palabras y hechos, que las pompas de jabón que hacen mis nietos con un canuto de plástico (que en mis tiempos eran de caña). Donde dije digo quise decir Diego. Y tan panchos.

        Personalmente me muevo en el campo de la incertidumbre. Nunca se si voy o vengo. Jamás estoy seguro de mis decisiones. Pienso que esta actitud es buena. Te permite huir del autoritarismo y alejarte de la autosuficiencia.

       La buena noticia de hoy se basa en que aun es posible encontrarse con personas que sepan dialogar, que sepan escuchar y aportar (no imponer) ideas. Los sabios que se mueven en el campo de la duda. De ese encuentro y esas dudas nacen el progreso y la auténtica cultura. No la teledirigida.

     Los partidarios del “como no puede ser de otra manera” pretenden reescribir la historia con las características que les parecen oportunas, indicarte lo que debes o no debes incluir en la formación de las nuevas generaciones y las fechas u ocasiones que debes celebrar o no.

    En una palabra: es una buena noticia el que la mayoría, no tan silenciosa, se rebele contra el “soma”, alimento propio del “Mundo feliz” de Huxley.

    Las cosas pueden ser de otra manera y debemos aceptar con atención nuestros dilemas. Vivir en el campo de las dudas es muy sano.

EL TESORO

21 f, 22

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries

21 de julio de 2022

     A lo largo de nuestra vida andamos soñando por conseguir  un milagro o encontrar un tesoro

      Llevo muchas mañanas en las que durante mi paseo matinal me tropiezo con una señora bastante mayor que recorre la playa armada con un detector de metales. Minuciosamente recorre las zonas de la misma donde estima que se pueden haber caído monedas, anillos, pulseras, medallas u otros objetos metálicos. Cuando el aparato da señales, excava con una palita “ad hoc” y filtra la arena obtenida. Jamás la he visto obtener ningún “encuentro” positivo, pero supongo que si aun continua terne en su empeño, es por que habrá obtenido algún resultado positivo.

     Me imagino que casi todos hemos soñado alguna vez con encontrarnos un montón de monedas, de billetes o un viejo arcón lleno de joyas refulgentes. Desde niños hemos fantaseado con el hallazgo del mapa de un gran tesoro escondido en una isla remota por los bucaneros, o el pronunciamiento del “ábrete sésamo” ante las cuevas  de Alí-Babá.

    La esperanza se nutre de hallazgos, de cambio repentino de la suerte, de la confianza en el milagro o del paso del tiempo que oculta y disimula la parte mala de la vida. A medida que nos hacemos mayores vamos perdiendo nuestra fe en el encuentro del tesoro escondido. Ese tesoro que tan solo conocemos nosotros mismos y que no compartimos con nadie. Craso error. Como la mujer del detector de metales playero, no debemos perder la esperanza en el milagro; de satisfacer nuestros más remotos anhelos en esta vida… o en la otra. Vana sería nuestra fe si pensáramos lo contrario.

     Estimo que debemos tener siempre en marcha nuestro detector de felicidad. De ese tesoro palpable que es la sensación de paz y de serenidad, esa circunstancia maravillosa que se alcanza cono los años y que te hace más feliz a ti y a cuantos te rodean.

     Otra meta importante que tenemos que intentar conseguir por cuantos nos encontramos inmersos en el “segmento de plata”. Una interesante tarea.      

LA VÍA

17 f, 22

La buena noticia

Por Manuel Montes Cleries

Málaga 17 de julio de 2022

             Hay lugares emblemáticos en cada población. En mi paraíso particular de la costa malagueña se trata de “la vía”

          Es lo que queda de aquel trazado de vía estrecha, que permitía la circulación del tren de cercanías entre Málaga y las Ventas de Zafarraya. Se trata de un carril polvoriento de unos cuatro o cinco metros de ancho, que circula paralelo a las playas de la Torre de Benagalbón a partir del “puente romano”, llegando hasta la altura de la unión con la carretera nacional 340 a la altura de Chilches.

          A lo largo de todo el verano se convierte en una especie de circuito olímpico en el que se desarrollan carreras, marcha, ciclismo, “patinetaje” y hasta modestos paseos. Los “deportistas” participantes, exhiben sin pudor las consecuencias de los excesos alimenticios del invierno, en forma de kilos sobrantes por todas las partes de su cuerpo, con el propósito de rebajarlos. Tarea inútil. La posterior “estación” en los merenderos de la zona, las visitas a las heladerías y las copiosas barbacoas y moragas, día sí y día también, consiguen que se recuperen, e incluso rebasen, las posibles perdidas de peso.

          La buena noticia de hoy es que todos nos sentimos felices en el empeño. Volvemos de nuestro modesto ejercicio con la sensación de que hemos conseguido nuestro propósito. Que estamos en forma. Que estamos autorizados para clavarnos una cerveza y un espeto en cuanto podamos.

           “La vía” se convierte en el verano en un gimnasio de “alto standing” y un circuito de cicloturismo importante. Y además… barato. Las mentes pensantes lo quieren convertir en un “paseo marítimo” lleno de cemento y de farolas. Pobres de nosotros y de los perretes que circulan por su suelo polvoriento y aprovechan para aliviar sus intestinos (ojo, sus amos están sensibilizados y suelen recogerlos inmediatamente) si nos lo tunean.

          Poco a poco nos van quitando la magia del veraneo de mi niñez. Los copos, los charnaques (casetas de cañizo) familiares, el camión de los helados, el tren de humo, los anocheceres sentados en la puerta de la casa junto a la carretera, el paso del “Alsina”, las pupas que curaba D. José el practicante, etc.  Pero aun nos queda la vía. Una buena noticia. Que no nos la quiten.

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries

14 de julio de 2022

        En la vida podemos asumir dos posturas. O somos actores o somos espectadores… O adoptamos ambas a la vez

        Depende de las distintas situaciones. A veces, participamos con decisión e incluso con pasión en las alternativas que en nuestra existencia se nos van presentando. Otras veces, nos dejamos llevar por la abulia, la indiferencia e incluso la cobardía, y nos convertimos en espectadores de cuanto sucede a nuestro alrededor. Incluso en lo que atañe directamente a nosotros mismos.

       Observamos como los políticos, con una cara y un desparpajo indescriptibles, dicen cada día una cosa distinta, siempre en beneficio propio, en el de su partido y, como mucho, en el de sus allegados. Por mor de no perder la poltrona dan giros bruscos a la izquierda o a la derecha con el fin de no perder escaño ni prebendas.

       Lo peor de todo es que la solución estriba en cargar cada vez más las espaldas de los sufridos españolitos de a pie. Las masacradas clases medias. Los pensionistas, trabajadores por cuenta ajena, los pequeños empresarios, los autónomos y cuantos aquellos que les cuesta trabajo llegar a fin de mes, contemplan, como espectadores, como les meten mano a sus depauperadas carteras, manipulan sus derechos y les maltratan constantemente.

     Todo ello sin dejar de decirnos que todo lo hacen por nuestro bien. Nos dicen que somos actores principales de cuanto está sucediendo y protagonistas destacados de esta situación. Su mensaje lo envuelven en promesas que nosotros, inocentes criaturas, nos creemos y alimentamos con nuestros votos. Ahí queda nuestro protagonismo. Después hacen de su capa un sayo y si te vi no me acuerdo. Se pavonean en los discursos diciendo una mentira tras otra mientras aplauden los de un lado y patean desde el otro… o viceversa.

     Como defensor de la utopía me muevo en el campo del “laissez faire, laissez passer, le monde va de lui même”. Que nos dejen tranquilos. No necesitamos más que un poco de sentido común y otro poco de buena voluntad.

     Pero esto es utopía propia de la edad… Seguiremos contemplando como los próceres se guantean en nuestra cara. Se van de vacaciones en Mystères o Falcons y se ríen de nosotros. ¿Somos actores o somos espectadores?

EL ENCIERRO

10 f, 22

La buena noticia

Por Manuel Montes Cleries

Málaga 10 de julio de 2022

        A lo largo de estas mañanas he podido presenciar por la tele los encierros de San Fermín

         Una fiesta muy especial que no sabría calificar. Una mezcla de ritos ancestrales, una especie de liturgia, una demostración de valor o de inconsciencia o, simplemente, la culminación de una fiesta constante llena de alcohol, de comida y… de algunas otras cosas.

      A lo largo de 875 metros y durante poco más de dos minutos, miles de jóvenes, y no tan jóvenes, corren delante, con, alrededor o detrás, de siete toros y unos cuantos cabestros, con el fin de sentirse orgullosos de su fuerza, su velocidad o su locura momentánea.

      Mientras los veía, pensaba, lo parecida que es nuestra vida a un encierro. Es demasiado corta y demasiado rápida. A lo largo de la misma tú vas tomando posiciones arriesgadas o temerosas. A veces te acercas demasiado al peligro y otras no. Saltas la valla de la vida y te sales del camino difícil a riesgo de no disfrutar de la satisfacción de superar el peligro calculado… o no.

      Como en el recorrido de los encierros, tú escoges el momento, el tramo y la cercanía del momento difícil. Asumes las trabas que te vas encontrando, eres arrastrado, pisoteado y, a veces, corneado por la vida. Pero, finalmente, pasado el último callejón, te encuentras con el espacio abierto, la luz, la plaza liberadora, mientras te sientes orgulloso del espacio recorrido, las hazañas y los fracasos que tú solo conoces; la satisfacción de haber superado la prueba.

       No sabemos cuantos encierros nos quedan por realizar. Cuando las fuerzas se van agotando uno busca el tramo más fácil y continúa más despacio detrás de aquellos que tienen todavía vigor. Lo importante es seguir recorriendo el camino.

       Acabo de ver el encierro de hoy. Solo han sido atendidos varios mozos de fuertes contusiones y dos cornadas leves en las extremidades inferiores. Muy buena noticia. La misma que vives en tu interior cada vez que superas el encierro con los morlacos que la vida te pone alrededor. Cuando te palpas el cuerpo y el alma y descubres que lleno de barro y, a veces, pisoteado, consigues superar otro día y te sientes con fuerza para seguir corriendo hacia la felicidad. ¡Viva San Fermín! ¡Viva la vida!

PASAR LISTA

7 f, 22

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries

7 de julio de 2022

       El vivir en sociedad nos obliga a estar constantemente pasando lista

        Aún recuerdo aquél día en que escuche mi nombre por primera vez mientras se pasaba lista. Era con motivo del examen de ingreso en la Escuela de Comercio Malacitana. Me sentí mayor. Ya tenía diez años. No sabía como contestar. Respondí lo mismo que hicieron mis interlocutores: “servidor”.

        A lo largo de toda la vida se somete uno al control de presencia a través de las listas. La picaresca, propia de la edad, te incita a contestar por otros o que alguno lo haga por ti. Otras veces, una vez afirmada su presencia, algunos estudiantes zagalones se escapaban subrepticiamente de la clase para consumar la consiguiente “piarda”.

      Los que vivimos la etapa militar nos “jartamos” de pasar lista para todo. Más de media docena diaria. Allí se contestaba: “presente” o “está”. Teníamos más recuentos que en una penitenciaría. En la Universidad solo pasan lista una vez a principio de curso a la que los alumnos contestan con desgana: sí.

      La industrialización y el control de los tiempos de trabajo han traído consigo los famosos ficheros de control. En la entrada de los centros de trabajo hay unos relojes donde se introducen las fichas personales a la entrada y salida del curro. Antiguamente también tenían sus trucos: el primero que llegaba “fichaba” por todos. Ahora por lo visto no es así. Se controla mucho mejor con sistemas más modernos.

     Los mayores pasamos otro tipo de listas. Cada vez que volvemos a algún centro o alguna actividad que hayamos abandonado por un tiempo miramos a nuestro alrededor y pasamos lista de los presentes. A veces nos indican que algún ausente está enfermo o a pasado a mejor vida.

    Esa experiencia la vivo cada verano cuando vuelvo a mi paraíso particular en la costa malagueña. Busco con la mirada los habituales vecinos de casa y de playa; posteriormente me dirijo al centro de mayores, donde doy “clases maestras” de dominó y pregunto por alguno que falta. Allí siguen “el pinturas”, “pies de plata”, “rabanico” o “juanito el marengo”. Echo en falta a alguno de ellos y me dicen que se lo llevó el invierno o la pandemia. Esta lista es la definitiva. En ella queremos permanecer mucho tiempo. Y que los amigos sigan presentes.

     De aquel “servidor”, a la alegría del reencuentro con los que estamos en primera fila, han pasado muchos años. Toda una vida. Y que nos dure.

                                                             

                                                                 

MÉDICOS

3 f, 22

La buena noticia

Por Manuel Montes Cleries

Málaga 3 de julio de 2022

      Dice la Wikipedia que un médico es: un profesional que practica la medicina y que intenta mantener y recuperar la salud mediante el estudio, el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad o lesión del paciente.

      Yo añadiría que un médico es algo más. A las pruebas me remito. Durante la fuerte pandemia que hemos padecido durante los pasados años (y lo que nos queda), han sido el sostén de nuestra sociedad y se han volcado en la lucha contra una situación que sin su dedicación absoluta hubiera desembocado en una auténtica hecatombe mundial.

     Pero su labor no se queda en las situaciones muy especiales. Día a día siguen velando por nuestra salud y nuestro bienestar. Normalmente lo hacen de una forma profesional y eficaz. Pero hay otra dedicación puntual que no les reporta ni dinero, ni poder, ni prestigio. Se trata de la medicina solidaria.

      Aquí surge la buena noticia de hoy. Cuando la mayoría de los profesionales disfrutan de unas merecidas vacaciones, que les permiten descansar de todo un año de trabajo, muchos galenos aprovechan parte de las  mismas, para seguir ejerciendo su ciencia en alguna otra parte del mundo. En aquellos lugares que carecen de instalaciones y de una mínima atención sanitaria por parte de personal cualificado.

     Así que, a lo largo del verano, se produce la diáspora de centenares de médicos de todas las especialidades, enfermeros, matronas y rehabilitadores que llegan a los países más subdesarrollados como un maná curativo que solucione parte de sus problemas sanitarios.

     Es más, incluso en países que presumen de una situación bastante avanzada, se producen bolsas de pobreza y de falta de atención. Por consiguiente, precisan del apoyo de estos auténticos héroes que no dudan en emplear sus ahorros y sus vacaciones en apoyar a los más necesitados.

    Mi buena noticia de hoy me la transmiten ese matrimonio de médicos, muy cercanos a mí, que vuelan en estos momentos camino de Ciudad de Méjico, donde van a prestar sus servicios en los barrios pobres de la periferia. Allí donde llega la atención necesaria a través de parroquias-misiones en manos de comunidades católicas  provenientes de España.

      Un excelente trabajo que comparten con las diversas asociaciones de médicos solidarios que proliferan por el mundo gracias a Dios. Les envidio. Envidio la sensación de curar con la palabra, el trabajo y la ciencia. Muchas gracias por vuestro esfuerzo.