LA ABUELA

30 f, 21

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries 

Málaga 30 de diciembre de 2021

         Desde siempre he defendido el papel de la madre como el palo mayor que sostiene la familia

         Hasta el momento presente. Hoy tengo que reivindicar el papel de la abuela como ejemplo claro de sostén de la institución familiar.

          Todo surge de la observación, a manera de estudio científico, de las actividades desarrolladas por las actuales abuelas. Mujeres jóvenes, pertenecientes al “segmento de plata”, que cargan con todas las actividades familiares que asumen por deseo propio, o por delegación del resto de los familiares que las convierten en una especie de robot que cuida niños, arregla ropas, se ocupa de los enfermos, guisa calderos capaces de alimentar a regimientos completos, etc. Todo ello sin abandonar las labores de punto, las manualidades y cuantas tareas se les presenten.

        Durante la pandemia no ha cesado su labor. Mucho menos en la época navideña. La cocina de la abuela es una especie de cocina comunitaria de donde salen platos exquisitos, pavos guisados, “tarañetas” alicantinas, “sanjabocos” a cientos, docenas de copas de arroz con leche, cócteles de gambas, sopas de mariscos, piernas de cordero y toda suerte de manjares navideños. Para colmo, el día 1 guisará los tradicionales callos.

     No se de donde nace tanta fuerza. Como se puede generar tanta actividad en una mujer “mayor” del siglo XXI. Aun recuerdo a mi abuela con esa edad vestida de negro, sentada continuamente en una silla de anea y haciendo croché. Nada que ver con la que anda, mejor dicho, corre por mi casa. Su arma principal es su teléfono móvil que, en ocasiones, echa humo. Es su central de órdenes y su puesto de mando desde el que dirige y controla con mano férrea a los hijos y nietos y a cuantos se le pongan a su alcance.

      Encima cuando hay una avería de cualquier tipo tira de caja de herramientas y mete mano al estropicio. Si el daño se escapa de sus capacidades, vuelve loco al sufrido obrero que se encarga de solucionarlo.

     Nunca mejor dicho que “genio y figura”. Yo he tenido la suerte de contar con un ejemplar de dicho espécimen en mi casa. Es todo un espectáculo. Por cierto, si tiene alguna duda… consulta con la bisabuela. Esa es otra. Se me había olvidado mencionarla. Es una especie de “capitán general con mando en plaza”. Hoy de baja por una fisura de cadera. Pero volverá. Claro que volverá.

      Benditas abuelas.

La buena noticia

Por Manuel Montes Cleries

Málaga 26 de diciembre de 2021

        La nochebuena de este año no se ha caracterizado por la proliferación de encuentros familiares.

        No recuerdo unas navidades como las presentes. En mi familia las hemos vivido en una especie de autoconfinamiento. Alguno de sus miembros está padeciendo las consecuencias del contagio del “bicho” y esta circunstancia ha tirado por la borda todos los planes para la celebración de las fiestas navideñas “como Dios manda”. Aunque este año nos las ha enviado “mandando de otra manera”. Ya vendrán tiempos mejores.

        Aunque hagamos de tripas corazón, el conato de tristeza e impotencia campa por nuestras vidas. Por primera vez en toda nuestra existencia hemos celebrado la cena de Nochebuena mi esposa y yo solos. Aunque con constantes videollamadas y mensajes de ánimo por parte de nuestra extensa familia. Pero solos.

         Los días y las horas se hacen muy largos dentro de las cuatro paredes de tu hogar. La televisión y los libros ayudan a sobrellevar estas fechas a la espera de que superemos una vez más la enésima ola del coronavirus. Pero ya son demasiadas.

         A pesar de todo recibimos buenas noticias. La última la acabo de leer en un periódico local. Un peluquero, venido del otro lado del Mediterráneo, dedica su tiempo libre a prestar sus servicios a los habitantes de la nada. Los aproximadamente doscientos sin techo, que deambulan por las calles malagueñas, están siendo atendidos por esta especie de ángel con tijeras que les mejora su aspecto físico sometiéndoles a un buen corte de pelo o afeitado. Un fuerte abrazo le sirve de pago.

     Hablando de ángeles. Una de estas noches pasadas pude contemplar una vieja película que desconocía. Se trata de un film norteamericano de 1947 protagonizado por Cary Grant. “La mujer del Obispo”, (una especie de réplica de “Que bello es vivir”, una película de Kapra que se estrenó en 1946). En este caso también aparece un ángel. Un miembro de la corte celestial un tanto “sui generis” que transforma la vida de un obispo protestante y su familia.

       En los diversos discursos con los que el ángel va intentado encauzar la vida del envarado obispo (protagonizado por David Niven) intenta desmontar el rígido sentido de la religión que este manifiesta, lo que está poniendo en una peligrosa situación crítica a su matrimonio. Muchos tópicos y situaciones bastante jocosas.

      Finalmente, cuando se acerca el desenlace de la película, mientras se acerca al árbol de Navidad que acaba de engalanar, el ángel dice una frase que me ha impactado. “Dejamos regalos para todos al pie del árbol, pero no dejamos nada para el niño recién nacido”.

      Esa es la buena noticia que celebramos en este día. Nos ha nacido un niño al que como aquellos humildes pastorcillos debemos presentar regalos. Al que debemos de cuidar entre todos los hombres de buena voluntad. Un niño que se encarna en el que está solo, enfermo, marginado; es pobre, anciano, niño; que sufre dificultades de todo tipo. En una palabra ese que pasa por el mundo ignorado por los demás.

En la medida de nuestras posibilidades debemos depositar a los pies del el árbol de la vida ese regalo en forma de sonrisa, de mirada o de apoyo. Ese Niño que nos ha nacido verá encenderse la luz de su corazón con más fuerza que cualquier iluminación artificial en las calles.

     Os deseo una feliz Navidad a todos. Que Dios os bendiga.

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«ACONGOJADOS»

23 f, 21

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries 

Málaga 23 de diciembre de 2021

          Digo “acongojados” por no soltar la grosería que rima bastante bien con dicho término y que expresa mucho mejor la situación en que nos encontramos

        A lo largo de los casi dos años transcurridos desde que descubrieron la presencia del virus “Covid 19” en nuestro país, se han venido produciendo diversas alternativas en nuestro ánimo. Desde los sanitarios, los investigadores, los políticos y los medios de difusión se han enviado constantemente mensajes. Unos de ánimo, otros de esperanza y, los más, de advertencias contradictorias nacidas de la ignorancia, el autobombo y las ganas de “empreñar”.

       Comenzaron por confinarnos a la espera del descubrimiento de la vacuna liberadora. A lo largo de esos primeros días los sufridos mayores fallecieron a millares y fueron enterrados en medio de la soledad y sin que los familiares pudieran vivir el consuelo de la despedida.

      Con esperanza recibimos la presencia de las benditas vacunas. Una dosis, dos dosis, hasta tres hemos recibido a lo largo de este último año. Este verano se alcanzó el 70% de cobertura de los vacunados. Esta cifra coincidía de la inmunidad de rebaño, de la que no hemos vuelto a escuchar nada. Otro fiasco.

    Las diversas oleadas de contagiados se han ido sucediendo hasta llegar a la actual. Dicen los que han tomado las riendas del tema y que creo que saben tan poco como los que les han precedido en sus augurios, que esta ola es la más contagiosa (por el momento), pero que sus consecuencias van a ser más leves que las anteriores. Sin embargo,  el “marcador” estadístico sigue aumentando en los contagiados, los ingresados, los que están en las UVIS y, desgraciadamente los fallecidos.

     No sabemos que hacer. Si seguir viviendo enmascarados y huyendo de nuestros prójimos; si celebrar la Navidad en familia o por las pantallas de los móviles; si tirarnos al barro, volvernos locos y empezar a abrazar gente; etc. Al final, acabaremos temiendo las noticias de cada día y las recomendaciones que nuestros sabios dirigentes nos ofrezcan a fin de que no interfieran en sus carreras políticas y suenen a inteligentes.

     La última “esperanzadora” comunicación de un jerifalte de la OMS: “Pueden reunirse a celebrar la Navidad, pero la cena acabará en funeral”. ¡Ole sus narices!

     Como consecuencia de todo ello en mi casa estamos “acongojados”. Creo que la solución está en que todos nos contagiemos y que aguante el que pueda. Por lo menos no tendremos que sufrir las recomendaciones los expertos de la tele.

La buena noticia

Por Manuel Montes Cleries

Málaga 19 de diciembre de 2021

      A lo largo de la pasada semana las noticias no han sido demasiado favorables

      Comenzó la semana con la noticia del fallecimiento de la actriz Verónica Forqué, una veterana actriz del cine y la televisión de nuestro país y que, a lo largo del último año, se había adentrado en nuestros hogares por su presencia en el programa Master Chef.

    Apenas hayamos prestado atención a su recorrido por el concurso, habremos podido observar que la apreciada actriz no se encontraba en su mejor momento emocional. Ahora todo el mundo critica la actitud de los demás, pero los únicos que podían haber notado lo peligroso de su situación eran los que convivían con ella a diario.

    Todos tenemos personas que sufren a nuestro alrededor. Lo más socorrido es apelar a la libertad de los demás y terminar diciendo “ese es su problema”. La depresión se manifiesta a simple vista. La pérdida de horizontes vitales se descubre apenas se profundiza levemente en los mismos. El teléfono de la Esperanza acusa un hervidero de llamadas en las que se habla de soledad y de falta de ganas de vivir. Por eso ha recurrido a poner en marcha un teléfono especializado en la atención al suicidio que se encuentra operativo las 24 horas de cada uno de los días del año. Se trata del 717003717. No duden en consultarle ante cualquier problema de este tipo. La presencia cercana de este teléfono es una buena noticia.

   Por otra parte el maldito Covid se ha vuelto a disparar. Los contagios se están multiplicando de una forma exponencial. Las noticias de cada día multiplican los casos de afectados, aunque tenemos la certeza de que la gravedad de los síntomas que presentan los contaminados ha disminuido de una forma considerable. Tan solo hay que ver las estadísticas de los fallecidos e internados en las UCIS; apenas experimentan cambios notables.

     Gracias a Dios, y esa es otra buena noticia, la sensatez de los españoles y la dedicación sanitaria han conseguido obtener un nivel de vacunación extraordinario. Aun siguen quedando recalcitrantes que niegan las bondades de la vacuna y su extraordinario resultado. Siguen pululando los descerebrados que no usan la mascarilla o se meten en encuentros tumultuarios que acaban con contagios colectivos que retrasan la erradicación definitiva de la pandemia.

     Por otra parte, “siempre que ha llovío, ha escampío”. El volcán de la isla de la Palma ha cesado de lanzar “rayos y truenos”, fuego y lava. Ahora solo queda que poner en marcha el apoyo de todos los españoles para que recuperen, en lo posible, la normalidad. Otra buena noticia.

   Tenemos por delante la mejor buena noticia de siempre. Esta semana vamos a conmemorar el Nacimiento de Jesús de Nazaret y su presencia entre nosotros. Una oportunidad para amar a nuestros semejantes. Especialmente al prójimo (próximo) ese que se desenvuelve en nuestro metro cuadrado de influencia.

   Que el niño Dios nos ilumine para que llenemos la vida de buenas noticias. Que vuelva la sonrisa a todos nuestros rostros. Muchas felicidades.

VIRGEN DE LA BUENA LECHE

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries  m.montescleries@telefonica.net

Málaga 16 de diciembre de 2021

          A lo largo de estos últimos días se ha hablado mucho de la salud de los integrantes de este segmento (que me acabo de inventar)

         Todos hemos vivido en nuestra vida, a consecuencia de la vacunación, nuestro primer contacto con las dichosas agujas con las que nos amenazaba el personal sanitario. En mi lejana infancia se estaba comenzado a poner en marcha el calendario de la vacunación. Aun recuerdo con pavor la llegada del “practicante” a la casa a fin de vacunarnos.

       Venía provisto de una aguja hipodérmica que se guardaba en una cajita metálica que también servía para hervir el agua en la que desinfectaba el material. Echaba con gran maestría un poco de alcohol en la tapa, le prendía y con esas llamas hacía burbujear el agua contenida en la otra parte de la cajita. Con la jeringuilla y la aguja libres de microbios  se nos inoculaba la dichosa vacuna mediante un lanzazo en la parte superior del brazo.

      Recuerdo tres vacunas. La de la tuberculosis (BCG) se nos inyectaba de forma subcutánea y el cuerpo reaccionaba con una cicatriz que todos conservamos en la actualidad. También nos ponían la de la viruela y, finalmente, la que recuerdo con más nitidez, la de la poliomielitis. Una epidemia que recorrió Europa en los años 60 y que infectó de parálisis infantil a muchos niños de alrededor de diez años; la eficaz administración de aquellas dosis de vacuna tipo Salk evitó la propagación de la enfermedad y casi su completa extinción.

       Actualmente los niños, gracias a Dios, están perfectamente vacunados desde primera hora hasta que llegan a la pubertad. Pero desgraciadamente en el 2019 surgió el Covid. En principio los niños son los menos afectados por el contagio y, en su caso, los que tienen una mayor proporción de asintomáticos. Pero los expertos estiman que pueden ser portadores y transmisores del virus, por lo que han decidido vacunarlos.

      Ahora lo están haciendo con el segmento de “leche”, aquellos que están perdiendo esa dentición hasta su cambio total. El “ratoncito Pérez” va a venir en esta ocasión acompañado de una pequeña inyección casi indolora y que va a traernos tranquilidad a toda la familia por el momento.

     Los niños, como siempre, nos están dando ejemplo. Hemos podido ver con que disposición y buena cara se acercan a los puntos de vacunación y salen de la misma con palabras de ánimo para los que aun no se han decidido.

      Viendo a tanto “iluminado” que nos dice tonterías sobre las vacunas, recuerdo con nostalgia y agradecimiento los esfuerzos de nuestros padres por acercarnos a la medicina moderna. Como superaron los tiempos de la sulfamida y el bicarbonato. Como buscaban, donde fuera y al precio que fuera, la penicilina o las vacunas que tenían que comprar con gran esfuerzo económico. Aquellas inyecciones había que buscarlas en la farmacia o en el estraperlo. Donde fuera. Ahora la salud pública se ocupa de todo y aun la infravaloramos. Creo que lo están haciendo muy bien. Aunque “los moños” se los están poniendo los políticos.

     Mi enhorabuena al “segmento de leche”. Están dando la talla.  Son todo un ejemplo.

La buena noticia

Por Manuel Montes Cleries

Málaga 12 de diciembre de 2021

      Hay una faceta del Málaga Club de Fútbol a la que no se le ha concedido la importancia que merece

          Aquél “juego” que trajeron los ingleses a España hace muchos años, ha adquirido carta de ciudadanía en nuestro país de una manera muy arraigada. Se le considera el deporte rey y mueve a masas de aficionados, muchos de ellos incondicionales hasta la médula.

       “El Málaga” ha sufrido diversas alternativas a lo largo de los tiempos. Ha pasado por todas las categorías posibles; casi ha desaparecido, ha renacido como un ave fénix de las cenizas y ha sido regido, unas veces mejor y otras peor, por los que se consideraban fuerzas vivas malacitanas o por aquellos que le han considerado un medio de promoción, de especulación o de simple negocio.

      Pero lo que ha permanecido incólume a través de los años es el malagueñismo que irradia en sus socios, seguidores y simpatizantes de todo el país. Allá donde han competido siempre ha surgido en las gradas una bandera blanquiazul que denotaba la presencia de algún “fiebre” malagueño.

     En un gran club como es el Málaga hay algo más que competición, jugadores, fichajes, forofos, etc. En el equipo representativo de nuestra ciudad hay un corazón solidario que se preocupa de alegrar la vida de muchos malagueños que tienen dificultades de todo tipo. Ese corazón tiene forma de Fundación MCF: “Millones de Corazones Felices”. Al frente de la misma se encuentra una de las viejas glorias del Málaga, un paleño de pro que sigue vinculado al equipo tras haber dado toda su capacidad como jugador al club. Se trata de Sebastian Fernández (Basti) que junto a Lucas coordinan los trabajos de la Fundación. Bajo sus auspicios se ha creado un equipo de fútbol que participa en la liga “Genuine” y esta formado por jugadores con discapacidad intelectual. Su denominación: Supercapacitad@s y su lema, #Siemprefuerte.

       Pero hay algo más. Cada año la fundación invita a un partido a las diversas asociaciones de voluntarios que prestan servicios solidarios en nuestra ciudad y provincia. También aportan una serie de entradas a los comedores sociales para que las canjeen por alimentos. Este año se han volcado. El pasado viernes repartieron más de 5.000 entradas a ochenta entidades para el partido del próximo sábado entre el Málaga Club de Fútbol y el Leganés.

    No sé cual será el resultado del encuentro pero las actividades de la MCM Fundación, con una labor callada con los discapacitados y la presencia de aficionados de forma solidaria en este partido son en sí mismas una Buena Noticia que quiero compartir con ustedes.

FOTO  DE FAMILIA DEL REPARTO DE LAS ESTRADAS

SERRAT

9 f, 21

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries  m.montescleries@telefonica.net

Málaga 9 de diciembre de 2021

    Cuando escuché el pasado martes a Serrat hablando de los mayores como algo bastante lejano, me sentí joven por un momento.

    El “noi del Poble-sec”, con cuyas canciones he convivido los largos años de mi existencia, -es casi dos años mayor que yo-, está pensando en retirarse después de celebrar más de setenta conciertos a lo largo del próximo año. No hay más remedio que quitarse el sombrero.

    Personas como Serrat dan sentido al “segmento de plata”. No se fijan en las cifras del DNI sino en la alegría de vivir y de ser útil a la sociedad. Te animan a hacer uso de tus capacidades mientras “el cuerpo aguante”.

     He tenido la suerte de participar en estos días de una efeméride importante. La celebración de mis bodas de oro matrimoniales. Un momento que te hace replantarte tu vida como esposo, padre y abuelo. El vivir muchos años te hace mirar para atrás con serenidad, plantearte el futuro a corto y medio plazo y aprovechar a tope lo que te depara cada día.

     Serrat se plantea su retirada sin una fecha determinada. Solo lo hará el día que no se sienta en condiciones de seguir actuando en sus conciertos. Cada uno tiene sus propias cualidades que le permiten ser actor, no espectador, de los tiempos en los que vive.

       Así que, como Serrat he decidido no poner plazo a mi trabajo de cada día. En este caso, amén de los habituales de una especie de patriarca familiar en que me he convertido, en prestar mis servicios como voluntario allá donde se me requiera. La experiencia que da los años te permite transmitir un “evangelio vivido” como me dijo uno de los celebrantes de nuestras bodas de oro. Así que, como Juan Manuel Serrat, yo sigo.

MERITOCRACIA

5 f, 21

La buena noticia

Por Manuel Montes Cleries

Málaga 5 de diciembre de 2021

MERITOCRACIA    

      A lo largo de estos días hemos oído hablar mucho de la meritocracia.

    Dice el diccionario que meritocracia es “Sistema de gobierno en el que el poder lo ejercen las personas que están más capacitadas según sus méritos”.

   ¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Cuáles son los baremos que rigen para determinar la capacidad suficiente y necesaria para detentar el poder? Aquí surge el problema.

    A raíz del nombramiento de Marta Ortega como presidenta del grupo Inditex, se han desatado tanto los medios de comunicación como la opinión pública, que, como siempre, han abierto la caja de los truenos tanto a favor como en contra de dicha decisión.

    Todos los dictámenes que toma el mayor empresario español, tanto en su vida profesional o familiar, son analizados y cuestionados por el resto de los españoles, casi siempre basados en el pertinaz pecado nacional de la envidia. A mi personalmente me parece que nos hemos pasado tres pueblos en este caso. Por la cuenta que le trae al consejo de administración de la empresa gallega, habrá dejado las riendas de la misma en la persona más idónea, basándose en la preparación adecuada recibida por la flamante directora a lo largo de muchos años de estudio y de prácticas, en España y el extranjero, dentro y fuera de la empresa.

      La meritocracia es un concepto a analizar. ¿Cómo se adquieren los méritos? A las pruebas me remito. En el aspecto político, la mayoría de las veces,  a base de meterse en un partido, adhesiones inquebrantables y saber arrimarse al sol que más calienta. Después hacer una serie de cursos –bien financiados- que propician conocer y ser conocidos en los ámbitos adecuados.

    En el resto de las profesiones se ha abandonado el procedimiento para medrar basado en el nepotismo. Queramos o no, la universidad filtra las capacidades y prima los conocimientos cara al ingreso en la actividad docente, industrial, empresarial o de investigación.

    Todos sabemos que cuando se deja una empresa en mano de los familiares cuyo único mérito y preparación se ha basado en ser hijo de, esposo de o cuñado de, acaban desapareciendo con el tiempo. Los antiguos decían que los padres creaban los negocios, los hijos los mantenían y los nietos los machacaban. Hoy en día, los empresarios suelen elegir a los mejores.

    Mi experiencia con la herencia es muy simple. Mi padre me dejó a su fallecimiento una excelente formación, un piso alquilado, dos maletas llenas de muestras y una vida basada en el trabajo y la honradez. Tan solo tuve que imitarle, trabajar mucho y poder mirar a todos con la cara descubierta. A mis hijos he procurado dejarles lo mismo. Una formación –mientras la han necesitado-, una familia en la que apoyarse y un conocimiento profundo de los valores humanos.

    Así que la meritocracia es factible cuando se cuenta con un mínimo de apoyo y mucho de esfuerzo. Lo que tenemos que aceptar es que no todos los self made man tienen que ser brillantes.

   La buena noticia se produce cuando cada uno de los seres humanos cae en la cuenta que lo más importante no es tener más que, ni ser más que, sino en ser más yo mismo. Y olvidarse de los agravios comparativos.

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El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries  m.montescleries@telefonica.net

Málaga 2 de diciembre de 2021

   El programa Master Chef de la 1ª de TVE capta la atención de una gran parte del auditorio hispano

    El pasado lunes se celebró la final de la presente edición de este programa, en este caso protagonizado por “famosos”. Un gran éxito debido en parte a la extraordinaria categoría como comunicadores de los cuatro finalistas. Si a eso unimos el saber estar de los que al final fueron elegidos como ganadores del concurso ex-aequo: Mike Nadal y Juanma Castaño, no tenemos más remedio que felicitar a la dirección del programa y a los vencedores.

   Los momentos más emocionantes de la final se produjeron durante la descripción de los platos que componían el menú por parte de los concursantes. Recurrieron a sus mejores recuerdos familiares y aquellos que les acompañaron a lo largo de su vida. Afloraron sensaciones y sabores de la infancia y adolescencia.

   Pienso que cada uno de nosotros tiene clavados en su mente y en su corazón platos especiales que vuelven a su memoria en los momentos de añoranza. Para mí, este programa me ha hecho despertar situaciones que se mezclan con lugares, olores que se entrecruzan con sonidos y una maravillosa sensación de retorno a un pasado ya lejano.

   Comencé recordando el pollo en pepitoria de mi madre. Años 60 en mí viejo piso de calle Mármoles y el guiso de un pollo, matado en casa, cuyos muslos me parecían gigantes (y supongo que lo eran). Nada que ver con los pollos industriales de hoy. En aquellos años solo se comía pollo en las grandes y muy escasas ocasiones. La mesa puesta primorosamente en el salón que solo se usaba en Navidades. Los entremeses desparramados por el mantel primorosamente bordado en el ajuar por mi madre. El tinto de Rioja y los borrachuelos de la abuela Encarna. ¿Qué más podíamos pedir?

   El otro plato que presentaría sería el guiso de callos de mi suegra. El momento: el día de mi Santo, el 1 de Enero. Lugar la casa que habito desde hace más de cuarenta años. Comensales: toda mi extensa familia, vecinos y agregados. Casi medio centenar de personas, dos ollas gigantescas de callos, un jamón, un queso y cinco docenas de huevos fritos. Que más se le puede pedir a la onomástica de un servidor. Pues sí. Mis callos sin garbanzos, por favor.

   El tercer plato lo compartíamos tres matrimonios con cierta asiduidad, Pepe y Rosi, Valentín y Maribel (desgraciadamente fallecidos los dos) y Ani y yo. Unas buenas entradas que traían los visitantes y un rabo de toro que bordaba (y sigue bordando) mi esposa Ani. Esa carne que se deshace del hueso y ese sabor inmejorable aderezado con unas patatas fritas para completar.  Y de postre una larga partida de póker a cara de perro.

    También se vive de recuerdos. Del pollo en pepitoria de mi madre, de la olla de callos de mi suegra y del rabo de toro de mi Ani. Mucho corazón y poca dieta Mediterránea. Pero no cambio estas sensaciones por todas las estrellas Michelín del mundo. ¡Viva la familia! Ellas son mis auténticas Master chef

 

Rabo de toro guisado