tu pobre

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“El segmento de plata” por Manuel Montes Cleries

m.montescleries@telefonica.net

Tu pobre

                                       Málaga 28 de noviembre de 2013   

Hace varios días me invitaron a hablar de la pobreza en un encuentro con mi comunidad. Hablar de la pobreza ajena es fácil. Mucho más fácil que vivirla en tus propias carnes. Por eso, a todos se nos llena la boca hablando de “la pobreza” en general. Como si se tratara de algo ajeno que podemos observar desde fuera. Ocupándonos, preocupándonos, pero sin involucrarnos.

 

Mi reflexión fue por la búsqueda, análisis y atención de tu pobre. Ese al que solo puedes aliviar tú. Para nosotros es muy fácil dar una moneda o un billetito en la Eucaristía; pagar una cuota en Cáritas o en la ONG que decidamos; dar el kilo de arroz al pobre de la puerta del supermercado; etc. Lo complicado es que nos demos a aquél que nos necesita y que tanto trabajo nos cuesta atender. Posiblemente esta muy cercano a ti. Es tu marido o esposa, tu hij@, niet@, tu herman@, tu vecin@. Aquél a quien un día “juraste” no volver a mirar a la cara y está pendiente de tu actitud para encontrar la paz.

 

Tenemos que hacernos pobres. Es decir, desprendiéndonos, en primer lugar, de nosotros mismos, de nuestra prepotencia, de nuestro orgullo  y de “nuestra razón”. Después de darnos, tenemos que dar nuestro conocimiento, nuestra alegría, nuestra amistad y “supra tutto” nuestra pasta. La nuestra propia. La que no van a incluir en nuestro último viaje.

Nuestro pobre, casi siempre, carece de razón, de argumentos, de ganas de trabajar. Es un borde, inaguantable y mal encarado. Es fe@ y mal vestido. O todo lo contrario. Pero es el nuestro.

 

Yo he descubierto que al primer pobre que tengo que ayudar lo tengo dentro de mí. Soy yo mismo. Me tengo que liberar de lo que me sobra para ser feliz y, consecuentemente, hacer feliz a los demás. Después tengo que seguir por el prójimo-próximo. Finalmente me tengo que entregar a los demás. Me parece que es una tarea muy larga. Que no me va a dar tiempo. Razón de más para que empiece ahora mismo.

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LA BUENA NOTICIA DE MANUEL MONTES CLERIES

m.montescleries@telefonica.net

                                               Málaga 25 de noviembre de 2013

Gestos, actitudes y forma de vivir

     Aquellos que siguen mis escritos, conocen mi tendencia casi enfermiza a utilizar el diccionario de la RAE con el fin de reforzar sus propuestas. En el día de hoy, vamos a comenzar por descubrir que recoge el espabilaburros sobre estas palabras.

Gesto: Movimiento del rostro, de las manos o de otras partes del cuerpo con que se expresan diversos afectos del ánimo.

Actitud: Disposición de ánimo manifestada de algún modo.

Forma de vivir: Forma de obrar siguiendo algún tenor o modo en las acciones, expresada en todos los ámbitos del comportamiento. (Lo escrito en negrita es de la RAE y el resto es para aclarar). 

 

     Una vez entendido lo anterior, mis pacientes lectores, le quiero aplicar estos conceptos a los dirigentes mundiales de todo tipo. Gobernantes, Papas, premios Nóbel, etc. En una palabra, aquellos cuya vida debe ser un ejemplo a seguir y cuyos gestos, actitudes y forma de vivir son públicos y están siempre en el punto de mira de todos.

 

    La mayoría de ellos se mueven en el campo de los gestos. De vez en cuando, dichos gestos se concretan en actitudes puntuales que causan asombro, estupor y, momentáneamente, buen rollo y  unos excelentes resultados. Es lo que el profesor Pepe García me enseñó a denominar “momencias”. Después, llevan una doble o triple vida que, a veces destapan los jueces, o por lo menos, descubre la historia.

 

   La buena noticia de hoy se basa en aquellos, los menos, que presentan una forma de vivir consecuente con sus ideas y estable en el tiempo y en el espacio. Esos son los que practican la auténtica “vivencia”. Nos muestran una forma de vivir ejemplar. Es decir, que nos sirve de modelo a imitar. Entre ellos destaca un argentino.

 

     Desde hace poco tiempo (marzo 2013), el Papa Francisco nos está mostrando un estilo de vida  semejante al que nos indica Jesús en su Evangelio. Y lo curioso es, que si miramos hacia atrás en su vida (que estamos descubriendo poco a poco), siempre ha sido así.

 

    Lo de estos días es demasiado. Su forma de tratar a los niños y a los enfermos demuestra una forma de ser y vivir; no un gesto o una actitud. El abrazo sincero a un “hombre elefante” italiano, la foto de un niño abrazado a sus piernas mientras habla, la humanidad que desborda y, sobre todo, el sentido común evangélico que derrama por todos los poros de su cuerpo, denotan una coherencia envidiable entre lo que dice y lo que hace.

 

   Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, nos ha mostrado su forma de vivir, despojándose (lo que le dejan) de mitras, joyas, capas y papamóviles. Y va a lo positivo. Recortar el tiempo de oraciones rituales y la ortodoxia litúrgica, para dedicar la máxima atención a los enfermos y desamparados. Los acoge, los abraza y reza con ellos. A mí y al veinte por ciento de nuevos católicos que se han incorporado a la Iglesia desde su proclamación, nos ha convencido con su forma de vivir.

 

 

 

                    francisco y hombre elefante

“El segmento de plata” por Manuel Montes Cleries

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La píldora maravillosa

                                       Málaga 21 de noviembre de 2013   

Tengo un hijo que es médico. Para más inri es geriatra. Como es natural, yo que soy un hipocondríaco confeso, cada vez que hablo con él, le comento una, la más reciente, de mis dolencias o alifafes, más propio de mi mente calenturienta o del estado de mi carné de identidad con una fecha escrita en números romanos. Mi hijo después de escucharme pacientemente, me recomienda siempre lo mismo: paracetamol y mucha agua. Cuando intuye que hay algo más importante ya me envía directamente a mi querido médico de cabecera Pilar.

 

El Papa Francisco, que es más o menos de mi quinta, pero mucho más espabilado que yo, al que supongo le dolerán todos sus huesos y articulaciones y, sobre todo, el peso de los kilómetros recorridos, ha descubierto la píldora milagrosa, el manantial de la eterna juventud cordial, o el bálsamo de fierabrás quijotesco. Como a todos los mayores a Francisco le encanta pasarnos recetas a sus “colegas”. El otro día esgrimió una cajita que contenía cincuenta píldoras milagrosas engarzadas en forma de Rosario. Hace muchos, muchísimos años, mis padres, contagiados de los consejos radiofónicos del Padre Peyton, me aficionaron al rezo del mismo y en esa estamos.

 

Así que cada día, casi siempre mientras conduzco, hago un kit-kat con las preocupaciones de cada día y me acerco a la paz mientras disfruto de las cincuenta pastillitas… a mi estilo. Me va de cine. Se lo recomiendo.

 

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LA BUENA NOTICIA DE MANUEL MONTES CLERIES

m.montescleries@telefonica.net

                                               Málaga 21 de noviembre de 2013

Pepe el de prisiones

Le conocí hace varios años. Yo había entrado en el almacén de Bancosol en el Merca. Al fondo, agachado, me encontré con un hombre fuerte, de mediana edad, que con un cuchillo intentaba limpiar aquellas frutas y verduras, desechadas por cuantas asociaciones de reparto habían pasado por allí a lo largo de la mañana, y que estaban marcadas por el envejecimiento y el mal trato. Pepe las convertía en un montón de productos aprovechables. Pepe desarrollaba  el servicio más humilde de entre todos los que pasábamos para allí.

 

Después de estar toda la mañana desempeñando un cargo muy importante en el centro Penitenciario del Polígono Guadalhorce, en contacto directo con aquellos internos que cumplen condena con servicios sustitutivos comunitarios, trabajaba codo a codo con aquellos  que lo hacían en Bancosol.

Pepe, el de prisiones, es una Buena noticia para todos nosotros. Se jubiló recientemente y se dedicó con más brío, si cabe, al servicio de los demás. Su corazón, cansado de ser utilizado al límite en el servicio a los demás, le dijo hasta aquí hemos llegado y el hombre de la navajilla seguirá limpiando patatas allá junto al Padre.

 

Lo despedimos en el Cementerio, amén de sus familiares y amigos, todo el Puerto de la Torre. No se porqué, Dios recoge más pronto a los mejores. Pepe ha sido, y es, un ejemplo de cómo se puede amar en los oficios más difíciles. Tenemos que aprender de él.

Perdonar

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“El segmento de plata” por Manuel Montes Cleries

m.montescleries@telefonica.net

Perdonar

                                       Málaga catorce de noviembre de 2013   

A lo largo de esta semana no ha parado de rondarme por la cabeza la palabra perdón. Es posible que se deba a la lectura del evangelio de cada día, que en esta semana habla de ello, o la  llamada del Espíritu que me invita a buscar la paz, el caso es que no tengo más remedio que ponerme a la tarea de perdonar y pedir perdón. En ese orden.

 

Cuando se es mayor se comienza a ser menos primario y se acostumbra uno a mirar las situaciones desde la perspectiva del paso de los años. Los descubrimientos que se pueden realizar son asombrosos. A lo largo de mi vida me pueden haber ofendido, agraviado, perseguido o fastidiado en un número de ocasiones tan pequeño, que quizás se puedan contar con los dedos de las manos. Sin embargo, repasando las veces que me he equivocado, tengo que recurrir a los dedos de las manos, de los pies y de unas pocas docenas de personas.

 

Lo cierto es que gozo de una prerrogativa que quizás no comparto con todo el mundo: se me olvidan las cosas negativas que me hayan hecho. Posiblemente, aquel que me haya fastidiado, se acuerda mejor que yo del tema. Así que el viejo dicho, que utilizamos demasiado a menudo de “perdono, pero no olvido”, a mi no me atañe. Hay otros que esgrimimos, tales como: “el que la hace, la paga”, “hay que ser hermanos, pero no primos”, “perdone usted por Dios, hermano”, etc., que ni vienen en el Evangelio, ni siquiera en el Quijote, pero las soltamos y transmitimos a los niños tranquilamente.  

    

      Por el contrario, cuando meto la pata, lo que sucede a menudo, me cuesta mucho desprenderme del sentimiento de culpa. Siempre dudo ante la posiblidad de no haber sabido pedir perdón adecuadamente o de, simplemente, no haberlo hecho.

 

Días atrás, en un repaso a la parrilla televisiva (intento no decir la feísima palabra zapear) me encontré, en un programa de divulgación médica, a un señor al que no pude identificar. Decía: “cuando te agravian, la venganza te hace feliz un buen rato”, “cuando perdonas, de verdad, el perdón te hace feliz toda la vida”.

 

     Cuanta razón lleva…    

 

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LA BUENA NOTICIA DE MANUEL MONTES CLERIES

m.montescleries@telefonica.net

                                               Málaga 11 de noviembre de 2013

Los he visto cogidos de la mano

Últimamente vengo observando que, con una inusitada frecuencia, se producen divorcios y separaciones de personas mayores (me refiero a los pertenecientes al “segmento de plata”). El proceso de paso de la actividad plena a la jubilación, no siempre es bien asumido por los matrimonios que, durante muchos años, han convivido sin vivir con. Es decir han llevado líneas paralelas pero no convergentes, más bien divergentes. Esta situación ha llevado a la realidad de dos vidas individuales e individualizadas que han desembocado en una soledad compartida. Ambos cónyuges se sienten privados de una libertad que les concedía las horas de separación (muchas) a las que les obligaban sus roles vitales, tanto en la vida laboral (en distintas ocupaciones) como en la casa. Algunos hemos conseguido darnos cuenta a tiempo y poner medios para remediar posibles consecuencias.

 

El desenlace negativo lo estoy presenciando en los matrimonios de varios amigos o conocidos. Encima de que se rompe el matrimonio, los hijos, demostrando poco talento e inmadurez, toman opción por uno de ellos y el otro superviviente se encuentra solo, mayor y sin horizontes. El paso de los años les han hecho perder las ganas, las habilidades o las posibilidades  de empezar de nuevo. Las redes sociales y el Imserso están remediando alguna de estas situaciones, propiciando el encuentro entre personas que se hayan en unas edades en las que estas carencias deberían estar resueltas.

Mi buena noticia de hoy me ha surgido en un viaje en autobús. Desde hace cierto tiempo estoy desplazándome, siempre que puedo, en los medios de transporte colectivo. Esta situación, al no tener que estar pendiente del tráfico, te permite observar con más detalle cuanto sucede a tu alrededor. Entonces los he visto. Una pareja que se encuentra en edades más cercanas a los ochenta que en los setenta. Llenos de dolamas compartidas. Ella curándose de una enfermedad que asusta. Él andando muy derecho pero con dificultades de visión. Después de una dolorosa separación, por una parte, y una viudedad, por la otra, sus caminos se han encontrado. Y son felices.

 

Yo también he sido muy feliz viéndoles cruzar el paso de peatones cogiditos de la mano. Su vida es plena. Enhorabuena a los premiados.

 

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“El segmento de plata” por Manuel Montes Cleries

m.montescleries@telefonica.net

Generación rock

                                            Málaga siete de noviembre de 2013   

Hoy estaba dispuesto a escribir sobre la desbandada de los parlamentarios el pasado viernes, cuando huyeron a la despavorida del Congreso, para llegar a tiempo a sus aviones y trenes y descansar pronto del agobio al que les tenemos sometidos los españolitos. O iba a comentar como los congresistas de Córdoba y de Guadalajara se sintieron muy motivados por el futuro de las costas de sus respectivas provincias; ancha es Castilla y hermoso es Al Andalus, que llega hasta la mar mediterránea. Ni siquiera quiero hablar de la búsqueda de motivos para implantar los “sacramentos” sin Dios, por parte de algunos políticos empeñados en copiar las celebraciones de los católicos.

Para mi es mucho más importante la aparición de un programa en la Primera de Televisión Española bajo el título de Generación rock. Un músico famoso: Melendi, con un pasado lleno de actividades sui generis, pero un músico como la copa de un pino, ha creído en los mayores. Ha apostado por darles vida a una generación maravillosa llena de sorpresas y de capacidad de transmitir energía desde sus cuerpos un poco desvencijados.

¡Qué maravilla de programa! ¡Qué quince seres más entrañables! ¡Qué bien lo han entendido los músicos! ¡Qué capacidad de transmitir sentimientos y ejemplos de vida plena entre los participantes! Hace mucho que no veo un programa tan real, tan desinhibido, tan lleno de encuentros entre generaciones. Abuelos y abuelas coraje, al lado de sus hijos y nietos que les animan y se sienten orgullosos de ellos.

Les recomiendo que vean esta serie de programas. A mí, la primera de sus entregas me ha fascinado. Por cierto, a ninguno de ellos le ha dado vergüenza reconocer su fe y su religiosidad. El de aspecto más rockero (el de luengas barbas) dice que cuando más disfruta es cuando canta en su parroquia. Ole por mis chavalotes.

 

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Sin bufanda

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NOTICIAS SIN BUFANDA

 

                                     Una columna de Manuel Montes Cleries

 

                                        Seis de noviembre de 2013

 

     Voy a iniciar la publicación de una serie de columnas bajo el título de “Noticias sin bufanda”. El título nace de la sensación de incertidumbre y desamparo que se nos produce a cuantos amamos el oficio de periodista  ante la visión de algunos programas de televisión (tertulias políticas y espacios deportivos) que nos plantean una forma desenfocada y partidista de la situación real de nuestro país. Es más, están consiguiendo hacer perder la credibilidad del gremio de comunicadores hasta compararla con la de los políticos. Están forzando a los teleespectadores, oyentes y lectores a estar más pendiente del transmisor que del mensaje, del dedo que señala la luna que de la luna misma.

 

Lo cierto es que este tipo de periodismo vende. Ya hace una generación que se puso de moda una serie de periodistas tipo “Loco de la colina” o José María García. Hoy surge otro “espécimen”: el periodista “hooligan”, militante, ciego de un ojo y sordo de un oído. Este, descaradamente opta por una “verdad” y desprecia totalmente la de los demás.

 

Empezaron con los programas de variedades nocturnos donde se iniciaron tímidamente algunas tertulias políticas. Los periodistas -o sucedáneos- se fueron destapando y soltando el pelo y así se llegó a la circunstancia actual en que –se trate de lo que se trate- sabemos que va a decir cada uno de los componentes. Depende de la emisora, sabemos que van a decir las encuestas, y si compramos un periódico u otro, sabemos como va a ser la portada.

Lo más curioso es lo que sucede ahora con los programas deportivos de la “tele”. Empezó con un programa de Intereconomía: (Punto Pelota) y ha sido seguido por las demás cadenas. Allí solo se habla del Madrid y del Barça con la presencia de periodistas hinchas. Ahora han descubierto la forma de echar los árbitros a pelear y liar cada vez más a los espectadores.

 

Bueno, esta es mi declaración de principios. Periódicamente voy a intentar retratar a esos periodistas que cada día se ponen la corbata de su equipo político o deportivo y nos cuentan sus milongas. Aquí nos tiene a su disposición.

LA BUENA NOTICIA DE MANUEL MONTES CLERIES

m.montescleries@telefonica.net

                                               Málaga 4 de noviembre de 2013

Soy de aquí y me gusta

Al decir soy de aquí –y caminando de lo general a lo particular- me refiero a que me gusta, en primer lugar, ser persona; después,   ciudadano del mundo y, sucesivamente, europeo, español, andaluz, malagueño y, si me apuran, del Puerto de la Torre. Es decir, que paso de banderas y banderías, de falsos regionalismos y enfrentamientos. O sea: que soy de aquí y de todas partes.

Nuestra historia como españoles se escribe así sucesivamente: vándalo o alano, griego o cartaginense, romano o cristiano, católico o protestante, anglófilo o germanófilo, eres de izquierdas o de derechas, del Madrid o del Barça, de la Esperanza o de la Espiración, americano o ruso, del PP o del PSOE, de José Tomás o de Enrique Ponce, de Messi o de Ronaldo. Ya está bien. Estoy harto de que el que no esté conmigo esté contra mí.

Todo esto viene a cuento de la que tenemos liada ahora con las nacionalidades. Nos están obligando a participar en una pelea que no nos gusta ni a uno ni a otros. Están creando unas animadversiones y controversias prácticamente antinaturales. Y yo con estos pelos. Cada vez me siento más ciudadano del mundo y hermano de todos. Los políticos hablan tan mal los unos de los otros que acabamos por creernos que somos un país de mierda. Y al final todo cae en contra nuestra.

Por eso la buena noticia de hoy me ha llegado a través de un documento de you-tube (de entre los muchos que te envían a diario a los que no prestas atención), su visión me ha ilusionado y hecho sentirme orgulloso de haber nacido en esta vieja piel de toro, tan denostada, y no siempre con razón, por nosotros mismos. A veces desde fuera nos valoran con un criterio al que nosotros lo hacemos.

       Este reportaje realizado por la consultora Grant Thornton  es de los que me permiten intuir que hay alguien que ve la botella medio llena y que aun tenemos esperanza de que, si nos dejan, vamos a salir adelante. En dicho video se nos recuerda que tenemos un país maravilloso. Les paso el enlace. De verdad que no tiene desperdicio.

https://www.youtube.com/embed/XUFMxmIoFRc

(por si no lo pueden abrir se llama La crisis española desde un punto de vista diferente”. En el mismo se nos recuerda que somos un país lleno de oportunidades; de triunfos deportivos; de visitantes: -somos el segundo país receptor de turistas después de USA, con cerca de sesenta millones de turistas por año-; las exportaciones están creciendo al ritmo de un 20% anual; estamos construyendo el canal de Panamá y trenes de alta velocidad en distintas partes del mundo; gestionamos aeropuertos como el de Londres; somos los referentes en aprovechamiento de la energía solar y eólica; los fabricantes de ropa españoles –Zara, Mango, etc.- se encuentran entre los más importantes del mundo; somos los primeros en investigación de vacunas contra el Alzheimer; tenemos los bancos más prestigiosos y una compañía telefónica extendida por los cinco continentes. En fin. Somos mejores de lo que decimos).

 

España es diferente