ZONA DE CONFORT

29 f, 23

LA BUENA NOTICIA DE MANUEL MONTES CLERIES

m.montescleries@telefonica.net

Málaga 29 de enero de 2023

            

                Se ha puesto de moda hablar de la “zona de confort” y de la “calidad de vida”.

          En mi modesta opinión ambas definiciones están bastante relacionadas. Se habla de zona de confort como la permanencia en un estado psicológico en la que la persona se siente segura. La calidad de vida se evalúa basándose en diversos estados personales que podemos sintetizar como bienestar físico, material, social o emocional. En una palabra se está en zona de confort cuando se cuenta con calidad de vida.

         Parece ser que el futuro (feliz) de la humanidad está vinculado a la consecución de estos estados en cada uno de sus componentes. Algo así como lo que propugnaba Huxley en su obra “un mundo feliz”. Una especie de “soma” para todos. Y adelante con los faroles.

       Estoy cansado de que me argumenten estos conceptos apenas se presenta algún escollo o dificultad en la vida. Se recurre a la renuncia al esfuerzo, basándose en evitar la salida de la zona de confort y dejarse llevar por la abulia y una engañosa placidez. Se argumenta la calidad de vida para huir de la tentación de compartir los bienes propios con aquellos que no los poseen y que nunca alcanzarán a tenerlos sin nuestra ayuda.

       Mi buena noticia de hoy me la transmiten ese montón de voluntarios que dejan parte de su vida en el servicio de los demás. Esas personas que abandonan su zona de confort para dedicarse a la labor de Caritas o de servicio a sus hermanos en las diversas parroquias de nuestro país. Esos catequistas que echan la tarde intentando transmitir los valores evangélicos a niños y adultos que no los reciben en sus propias familias.

     Mi buena noticia de hoy me la transmite ese sacristán algecireño, Diego Valencia, que días atrás fue asesinado mientras trocaba su calidad de vida por el servicio a los demás. Uno de tantos fieles que, desde el silencio, hacen más llevadera la vida de aquellos más necesitados. Diego se ha ganado a pulso su zona de confort en la otra vida. La que tienen los Bienaventurados.

REVILLA

26 f, 23

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries

26 de enero de 2023

REVILLA

       El político cántabro puede gustar o no. Pero sus intervenciones nunca nos resultan indiferentes

        Los “segmentoplatenses”, aquellos que somos más antiguos que las orillas de los ríos, reconocemos a dos “Revillas” como personajes que se identifican tal solo por sus apellidos.

       El primero de ellos se trata de Emiliano Revilla un fabricante de embutidos soriano que fue secuestrado por la ETA en Febrero de 1988, en plena efervescencia del fenómeno etarra. Tras permanecer 249 días en un zulo con ciertas comodidades fue liberado el 30 de octubre de 1988.

        El otro Revilla, el protagonista de este “segmento”, es Miguel Ángel Revilla, un político natural de Polaciones (Cantabria),  que es presidente de la Comunidad de Cantabria desde hace 20 años así como un excelente tertuliano de diversas cadenas de radio y televisión.

     Sin llegar a ser un “telepredicador”, Revilla aprovecha sus constantes presencias ante los medios, para reivindicar su comunidad (cosa que ejecuta a la perfección), así como para pontificar sobre los temas económicos y sociales locales, regionales, nacionales y mundiales basándose en la enumeración de los problemas, pero que, raramente, aporta soluciones. Tira la piedra y esconde la mano.  Anuncia soluciones para todo, pero no se mete a fondo en su desarrollo.

     Personalmente a mí me convence más cuando presenta su aspecto humano. Defiende los productos de su tierra, la gente sencilla, sus paisanos de la montaña y en estos últimos tiempos sobre todo a su familia. Ahí si que me convence. No le importa cantar públicamente en medio de un plató (bastante regular, por cierto) en honor de su esposa que padece ciertos problemas de salud, así como enjugarse unas lágrimas de cariño al abrazarla. Ahí no se buscan votos. Se descubre a una persona enternecida por el paso de los años y los avatares de la vida.

    Revilla. Ochenta años recién cumplidos. Es, para mí entender, un genuino ejemplo de miembro del “segmento de plata” junto al alcalde malacitano, nuestro Paco de la Torre. Ambosson el vivo testimonio de los excelentes resultados de la conexión saber-experiencia. Cuando yo sea mayor (es decir, pasado mañana) me quiero parecer a ellos.

FELISA

22 f, 23

LA BUENA NOTICIA DE MANUEL MONTES CLERIES

m.montescleries@telefonica.net

Málaga 22 de enero de 2023

                    

             Hay personas que pasan por la vida dejando una profunda huella. Felisa es una de esas privilegiadas

             A los buscadores de buenas noticias nos gusta más hurgar en la vida de personas concretas que comentar hechos indeterminados fruto de trabajos colectivos. Es decir, nos gusta poner cara a los generadores de situaciones positivas.

             Hoy me quiero referir a una persona que lleva muchos años en Málaga formando a riadas de muchachas así como transmitiendo buen hacer desde sus dedicaciones profesionales y de voluntariado.

             Felisa del Pozo, que así se llama nuestra protagonista de hoy, es una mujer que en estos días cumple 90 años. Nacida en una familia numerosa compuesta por los padres y ocho hermanos, ella nació en plena Republica en una ciudad agitada por los movimientos políticos. Felisa era la tercera de la prole y vivía en un ambiente acomodado. Una especie de “niña bien” que jugaba al tenis y practicaba la equitación. En medio de dicha situación Felisa escucha la llamada del Señor y a los 23 años decide encaminar sus pasos hacia el monacato. Ingresó en la orden de hermanas de la Sagrada Familia de Burdeos en la que permanece.

      Conocí a Felisa a mediados de los setenta. Por entonces ella era profesora de Filosofía del cercano Colegio del Monte perteneciente a su orden. Contaba con una pléyade de alumnas con las que mantenía una extraordinaria sintonía. Esas chicas de aquellos tiempos (las que ella denomina como “las antiguas”) hoy madres –y algunas abuelas- de familia, siguen manteniendo una estrecha relación con Felisa, pese a que esta se encuentra jubilada de sus actividades docentes.

          Felisa es lo que yo denomino como una monja de “escopeta y perro”. No se esconde tras unos hábitos –jamás la he visto con los mismos-, ni practica un lenguaje y una forma de relacionarse muy del tiempo y del mundo que la rodea. Esta cercanía a la realidad diaria la ha motivado para su inclusión en el mundo del voluntariado. La conocí como orientadora del Teléfono de la Esperanza, a cuya actividad como voluntaria ha dedicado gran parte de su tiempo libre. Allí sigue.

       Pero no solo se queda en esto. Vive junto a otras compañeras jubiladas en un pequeño piso de un barrio humilde malagueño: “las Flores”, donde tiene montado una especie de refugio para los que lo necesitan. Trabaja en Caritas de su parroquia, visita a enfermos y está muy pendiente de las actividades de la zona en las que no duda en participar.

      Cuando se recibe una llamada telefónica de Felisa se sabe que con seguridad es para pedirte ayuda. Nunca para ella. Siempre para su gente. Sabe como, a quién, cuando y para qué recurrir. Y si no la puedes ayudar te lo agradece lo mismo. Sabe que es querida y obra en consecuencia.

      Ayer nos reunimos a su alrededor un montón de su amigos en su viejo colegio de El Monte para homenajearla. Cumple sus primeros noventa años. No necesita haber tenido un hijo, escribir un libro ni plantar un árbol para disfrutar de una vida plena. Todas esas premisas las ha realizado. Tiene un montón de hijas e hijos –entre sus alumnos-. Ha escrito muchas bellas páginas en el libro de la vida y ha plantado un montón de consejos y experiencias en cuantos han acudido a ellas en el Teléfono de la Esperanza o en la barriada de las Flores.

       La vida de Felisa del Pozo López es una maravillosa noticia y un ejemplo a seguir. Termino con una frase que desgranó una de sus antiguas alumnas como colofón al homenaje que se le tributó. Le doy gracias a Felisa por habernos acercado a Dios y a Dios por habernos acercado a Felisa”. Una monja que deja huella.

José Facchin - La Huella De Tu Marca: Si Paso Y No Dejo Huella, ¿Para Qué Paso?

EL HIMNO

19 f, 23

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries

19 de enero de 2023

                  

    Cada vez que escucho tararear el himno nacional español, me invade una especie de vergüenza ajena y una sana envidia por las letras que componen el de otros países

     Día tras día asistimos, con cierto pudor, a la audición de los diversos himnos nacionales de los países participantes en los distintos torneos. Entre ellos contamos con la participación española en toda suerte de olimpiadas, campeonatos mundiales, europeos e internacionales de todo tipo, En todos ellos los himnos son coreados bien o mal, según la capacidad musical de los participantes. Pero todos lo hacen con denuedo y una especie de orgullo patrio que les dignifica.

    Cuando suena el himno nacional español los acontecimientos se desarrollan de otra manera. Desde las gradas y desde el tímido canturreo de los protagonistas del evento, se escucha un “chinta-chinta” decepcionante. Para más INRI todo el mundo se olvida de repetir la primera estrofa y se arma un lío descomunal.

    No es necesario que se cante el himno nacional en todos los eventos, sean de la categoría que sea, como sucede en los Estados Unidos de América. Los yanquis encargan dicha tarea a un cantante de cierto prestigio que, dependiendo de la importancia del acto, puede llegar a ser un artista de primera fila. Me conformaría con que se interpretaran con letra en los partidos internacionales de las diversas selecciones españolas.

    Hay himnos que me parecen esplendidos. El italiano, el portugués, el francés o el brasileño entre otros. Me emociono al ver con que intensidad y afinamiento cantan los italianos el “Fratelli, fratelli”. Un himno que nació en el 1847 y que no ha perdido identidad ni fuerza con el paso de los años y de los diversos avatares políticos. ¿Porqué los españoles seguimos con un himno incompleto?

    El himno nacional español deriva de una marcha militar que se compuso solo para música en el año 1770 y que, posteriormente no ha sido capaz de inspirar una letra que sea aceptada por todos los españoles. Puede ser, que les moleste a algunos debido al nombre primitivo de “marcha de granaderos” que derivó en “marcha real”. Seguimos siendo más papistas que el Papa.

    De otra parte anda por ahí el “Himno de Riego” nacido en enero de 1820 de los cánticos de una columna militar que participó en el pronunciamiento de un teniente coronel de dicho nombre. Se utilizó en su día y se adoptó durante la Segunda República. Como siempre las dos Españas.

     Creo que los españoles merecemos que algún letrista se estruje las meninges y redacte una letra que recoja el espíritu español sin crear más problemas. Que ya tenemos bastante. Aunque me parece que dicho empeño es casi imposible. En cada español hay un seleccionador nacional, un presidente del gobierno y una especie de temor a estar  de acuerdo con nuestros oponentes políticos. Distintos poetas se han estrujado la sesera para recomendar unos textos que no han alcanzado ningún éxito y apenas han sido tenidos en cuenta.

     Mientras tanto seguiremos con el “chinta-chinta”. Con lo fácil que es encontrar una letra adecuada. Que se lo pregunten a Shakira y a los cientos de raperos que sacan rimas hasta del Quijote. Esperamos con ansias esos versos que unan a todos los españoles.

HABLAR BIEN

15 f, 23

LA BUENA NOTICIA DE MANUEL MONTES CLERIES

m.montescleries@telefonica.net

Málaga 15 de enero de 2023

             

         Cada día nos encontramos con personas, personajes o personajillos que utilizan palabras malsonantes para reafirmar sus discursos

           Parece ser que se han olvidado las recomendaciones que recibíamos en nuestra infancia y adolescencia, en las que se nos invitaba al destierro del uso de lo que se denominaba como “palabras malsonantes” de nuestro vocabulario habitual.

      A lo largo de los años se han ido relajando las buenas costumbres y hoy en día no cesamos de oír a cada momento vocablos escatológicos en forma de adjetivos calificativos. Tertulianos y ¿VIPS? en general, no se cortan en acompañar sus ¿discursos? con la palabra “mierda” como definición negativa y “puto-a” como índice de excelencia y satisfacción en grado superlativo.

          He podido leer en uno de esos artículos pseudocientíficos que recogen los digitales -sin manifestar su procedencia- que el uso de los “tacos” es beneficioso para la salud. Dice lo siguiente: “Una nueva investigación afirma que decir palabrotas puede hacerte más feliz, estar en mejor forma física, ser más resistente al dolor y aumentar tu capacidad de atención y memoria. Sus efectos incluyen toda una serie de ventajas psicológicas, cognitivas y emocionales”. 

     Si esto fuera cierto los españoles gozaríamos de una salud envidiable y una felicidad supina. Pero “lo cortés no quita lo valiente”. Supongo que esa terapia la debemos de utilizar de forma interna. Mientras nos enfrentamos al espejo. Estimo que no es conveniente transmitir palabras malsonantes a todo un auditorio en el que se encuentran personas a los que les molesta este tipo de lenguaje o niños a los que no debemos maleducar.

     La buena noticia de hoy arranca de hace casi un par de años. A lo largo de todo este tiempo los espectadores televisivos estamos disfrutando de la presencia de dos jóvenes muy preparados que pretenden conseguir el premio del concurso de Antena 3 Pasapalabra. Se trata de un burgalés y un sevillano. Orestes y Rafa que son todo un ejemplo de cultura, dominio del idioma, respeto al contrincante y educación en general. No les he escuchado jamás una palabra malsonante.

           Programas como ese o “el cazador” de TVE nos permiten mejorar nuestro lenguaje y nos invitan a expresarnos de una forma adecuada sin necesidad de recurrir a lugares comunes y expresiones soeces. En el mismo se encuentra un joven malagueño –David Leo García– que gano en su día también el Pasapalabra y que es otro ejemplo de bien decir y bien hacer.

         Espero que los medios sonoros cuiden un poco más el lenguaje. En otros países tienen un pitido que anula los tacos emitidos en los mismos. En nuestra querida España se sigue dando rienda suelta a un lenguaje inadecuado que parece subrayar la modernidad de los nuevos creadores de la expresión, lo que solo hacen empobrecer el lenguaje.

     Espero de mis lectores que no califiquen a este artículo como “una p… m…” o de “p… madre”. Me conformo con que digan si les ha gustado o no.

CUESTAS

12 f, 23

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries

12 de enero de 2023

                 

    La vida transcurre a lo largo de una cuesta permanente. Ahora nos encontramos con la de enero

    A partir de cierta edad se sufre mucho más el encuentro con las pendientes. Se valoran los ascensores y las escaleras mecánicas. Se busca el alivio de brazos acogedores que te disminuyan del esfuerzo añadido y te preserven de las tan temidas caídas.

   Parece que estoy hablando solo del aspecto físico del ser humano, pero posiblemente considero más amenazado el aspecto psicológico del mismo. Los mayores tendemos a refugiarnos en un falso victimismo que nos permite quejarnos de cuanto sucede a nuestro alrededor apelando a “otros tiempos”.

   La realidad es que siempre ha sucedido lo mismo. Los mayores han tenido que recurrir al apoyo en forma de bastón o de pasamanos para lo físico, y en la búsqueda de hombros amistosos u oyentes propicios que nos ayuden a salir de la creciente soledad, fruto de la perdida de seres queridos o el abandono de parte de nuestras actividades diarias de todo tipo. El aspecto mental también es muy importante.

    Hace unos día que pude leer una cita de Gandhi que me ha dado que pensar. Decía el sabio hindú: “Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida de tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino”.

     Está claro que la cuesta se agudiza cuando optamos por el camino equivocado. El poner cuidado en la elección por los pensamientos positivos y la consiguiente correlación entre el pensar, decir y hacer nos permitiráncontar con unos hábitos que nos ayuden a llegar al destino superando los desniveles de la vida.

     Es decir, descubrir que la vida es tan llana –o no- como tú la quieras ver. Hay un dicho popular que dogmatiza: “Sube las cuestas como un viejo y llegarás como un joven”. Así que despacito y buena letra. Sin darnos cuenta pasaremos las cuestas con las que nos encontramos en nuestra vida.

SER COMO NIÑOS

8 f, 23

LA BUENA NOTICIA DE MANUEL MONTES CLERIES

m.montescleries@telefonica.net

Málaga 8 de enero de 2023

     

          Un año más hemos vivido la fiesta de la inocencia. El día de Reyes todos somos un poco más niños

  No pasamos precisamente por los tiempos en que los reyes de todo tipo gocen de buena prensa. El pueblo en general ya se fía bastante menos de la realeza, dado el ejemplo que algunos nos dan. Incluyendo a los cuatro reyes de las barajas de Fournier.

  Sin embargo, como cada año, multitudes de niños y mayores se han sumergido en la vorágine de convertirse en recolectores de caramelos duros como piedras -que luego se arrojan tristemente a la basura-, redactores de cartas pidiendo cuantos juguetes salen en la tele y, por otro lado, personas mayores convertidas en compradores compulsivos.

  Detrás de este pandemónium –aunque en pequeña escala- persiste la ilusión. Una ilusión que queda reservada a los niños, muy niños y a los mayores, muy mayores. Es decir, a aquellos tiernos infantes que aun no han caído en las garras de la cibernética y a aquellos mayores que superan los tropecientos años y se han vuelto a convertir en niños. Queda otro pequeño grupo, de edad indeterminada, que decide seguir la recomendación evangélica que nos remite al “hacerse como niños” para alcanzar la felicidad.

La tendencia actual de minusvalorar todo lo que huela a cristianismo, ha llevado a esta sociedad excesivamente laica a intentar sustituir la adoración de los Reyes Magos hacia el NIÑO con mayúsculas, por la llegada de un señor orondo, con el mapa de la Rioja detallado en la nariz, llegado del norte en un trineo conducido por unos bichejos cuyo pelaje desconocemos y a vivir el festival del consumismo a plazo fijo.

A los “puretas” como yo, aun nos queda el recuerdo de nuestra infancia de la posguerra, llena de ilusión por la muñeca pepona, el motorista de lata, el balón de reglamento, el caballo de cartón o “las cosas del colegio”. Juguetes que exhibíamos orgullosamente el seis de enero por las calles donde discurría la vida de los niños de los cincuenta.

Las grandes superficies inventaron después los “reyes” para los mayores. Esto se ha convertido en una vorágine consumista que, a poco listos que sean los chaveas, les quita la ilusión y la fe en los Reyes Magos, los de verdad, aquellos que yo puedo jurar haber visto penetrar por la ventana en la vieja casa jiennense en la que nací.

Olvidémonos de cabalgatas llenas de espectáculos circenses, remedos de los espectáculos de Disney, bailarinas de todo tipo, animales exóticos y acartonados transportados sobre ruedas así como otra serie de carrozas que nada tienen que ver con lo que se celebra.  Transmitamos la ilusión de la llegada de los Reyes Magos al niño Dios y por derivación a cada uno de nosotros. Seamos niños o no. Vendrán cargados de juguetes para los niños y paz, comprensión y perdón para todos. ¡Que buena falta nos hace!

Si nos hacemos como niños entenderemos la buena noticia que conocieron aquellos viejos sabios de Oriente y que después han transmitido de generación a generación. Nos hará un poco más felices.

                  (Servidor representando a un Rey Mago)

                                 (Espero que dignamente)

El segmento de plata

Por Manuel Montes Cleries

5 de enero de 2023

            Hace la friolera de once años que comencé a redactar esta serie de artículos sobre el segmento de plata. No han faltado mis “segmentos” ni una sola semana durante este largo periodo

         Por primera vez, el pasado jueves, no me enfrenté a mis conclusiones y pensamientos. Me encontré incapaz de encararme con  la pantalla en blanco de mi ordenador y plasmar mis impresiones sobre la vida y milagros de los mayores, jubilados, pertenecientes a la tercera edad, veteranos… o como queramos llamarles.

        Al final tengo que aceptar que existe un cuarto estadio. En los estudios realizados científicamente por un montón de investigadores, se encuentra bastante bien diseñado el concepto  de la cuarta edad. Yo le llamaría “el segmento de bronce” (por no llamarle el “segmento de cartón”, que suena un tanto despectivo).

      Según los estudios realizados, este se alcanza cuando las diversas dolencias esporádicas se convierten en habituales. La mayoría de las mismas comienza por las dificultades en el aparato locomotor. El control de los valores adecuados en la analítica y los reconocimientos rutinarios, dan paso a la necesidad de someterse a las dietas y el tratamiento farmacológico o de rehabilitación adecuados. Es lo que los expertos denominan el “umbral del cambio”.

    Es lo que algún amigo denomina con mucha gracia: “el bajón de los ganchos”, es decir, los que vivimos con los dos sietes (dos ganchos) en nuestro almanaque particular-. Y se nota, claro que se nota.

     Todo este proceso desemboca en una sensación de inutilidad que altera especialmente tu capacidad de lucha e invita a tu mente a dejarse llevar por la abulia y a refugiarse en la renuncia a emprender (y casi a continuar) proyectos.

     La mente es muy puñetera. También se deteriora. Se nota la perdida de lo que los franceses denominan: “La joie de vivre”. Se hace uno más taciturno, más introvertido, menos alegre, etc.

     Los que te rodean no tienen culpa de esta situación. Te necesitan con las mismas capacidades que antaño. Añoran tu capacidad de superación de otros tiempos y tu fortaleza de espíritu.

     La plata se pone negra. Pero se restaura con facilidad frotándola un poco con cariño y un poco de cuidado. El bronce ya necesita un tratamiento más profundo a base de bicarbonato sódico y jugo de limón, vinagre amoniaco y… mucha agua. Habrá que ponerse a la tarea.

    En fin. Como se dice cuando no se encuentra una solución rápida: “esto es ley de vida”. Una etapa que tenemos que saber afrontar y vivir de la mejor manera posible. El mejor tratamiento creo que se basa en el “agua y ajo”.

     Pienso que es el momento adecuado para contradecir a lo que recogía un pensamiento de Benjamín Franklin:La tragedia de la vida es que  nos hacemos viejos demasiado pronto y sabios demasiado tarde”.

     Estimo que nos tenemos que rebelar contra este aserto. No dejarnos llevar por la desgana. El segmento de bronce aun nos permite ser un poco más sabios sin esperar a que sea demasiado tarde.