No quiero ser sueco

13 f, 09

LA BUENA NOTICIA DE MANUEL MONTES CLERIES

Málaga 7 de Septiembre de 2009

m.montescleries@telefonica.net

 

 

 

 

GRACIAS A DIOS NO SOMOS SUECOS… DE MOMENTO

 

      -Vaya veranito que me ha dado el dichoso Milenium… Me ha recordado las novelas de Marcial Lafuente Estefanía-

 

               El oficio de aprendiz de escritor, que estoy siguiendo escrupulosamente, me obliga a estar al tanto, dentro de mis posibilidades, de lo que se cuece en la literatura moderna.

 

               Cada año surgen lo que se ha venido en denominar con el anglicismo “best-seller”, que no es más que una traducción del “folletín por entregas”.  Con estos libros, mejor dicho, estos “tochos”, me ha pasado lo mismo que cuando salieron los Caballos de Troya de manos de J.J. Benítez. En su día, me trague con fruición el primero de ellos. Captó mi interés y me lo bebí de un tirón. El segundo, regular; el resto -creo que van ocho-, un auténtico tostón. Al final, me quedo con el primer librito que J.J. escribió sobre La Sabana Santa. Todo lo demás, variaciones y elucubraciones sobre el mismo tema. Ahora, le ha dado por los Ovnis.

 

       El que nos ha tocado este año, ha sido la trilogía sueca de marras Vaya veranito que me ha dado el dichoso Millenium. La primera entrega es digerible hasta cierto punto, aunque acaba como el rosario de la aurora. El resto… un desastre. Me ha recordado las novelas de Marcial Lafuente Estefanía. Aquellas en las que el héroe mataba dieciocho enemigos con un revólver de seis tiros. El fallecido literato sueco  (suicidado, para hacer juego con sus escritos), lo arregla todo del tirón y milagrosamente. Entre otras paridas, el paso de su “heroína” por la Costa del Sol y Gibraltar es memorable por “su fidelidad a los datos”.

 

      Para lo único que me ha sido útil el tragarme ¡2.500 páginas!, ha sido para afirmar mi idea de que no vale la pena ser sueco. Ya me lo maliciaba yo desde los tiempos de Olof Palme. Los suecos están muy avanzados económica y quizás culturalmente. Pero tienen el corazón de piedra. Vaya estilo de vida. Vaya familias. Vaya políticos, policías, empresarios, obreros, periodistas, etc. No sale un grupo humano que merezca llamarse de esa manera. Egoísmo, maldad, promiscuidad,  indefinición sexual, incesto, adulterio, crimen, sadismo… Muy completito.

 

         Mi buena noticia es que no estamos tan avanzados como los protagonistas de los libritos. Esa sociedad nos chirría porque aun somos humanos. Nuestros valores no coinciden con los de los suecos. La familia todavía es algo más que un “totum revolutum”.  Nuestros denostados ancestros romano-judeo-cristianos, latinos en suma, nos permiten mantener, no sin dificultad, otro tipo de valores. Y tenemos que seguir propiciando su reconocimiento. El gran pecado de la humanidad desde siempre es el egoísmo.  Los nuevos “gurús” de la sociedad como el Sr. Larsson, proclaman el hedonismo y el “primero yo, después yo y aluego naide” de aquél torero del siglo pasado. Y en el “yoismo”, sobran familia, valores, fe, religión, amor y “otras zarandajas” de los antiguos.

 

      Me quedo con nuestra forma de ser. La buena noticia de hoy: que todavía no somos suecos (de idiosincrasia  y de resultados). Con menos PIB, más déficit y más paro, tenemos menos suicidios, menos divorcios y más niños. Lo siento mucho. Ganamos por goleada.

 

      

   

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